Me hace gracia cuando el personal dice eso de… “Yo de
política no entiendo” o “Yo soy apolítico/a” o “Me da igual quien gobierne.
Todos son iguales”.
Me parece lamentable.
¿Cómo podéis estar tan ciegos como para no daros cuenta de
que la política nos influye a todos? (Porque luego, a la hora de reclamar y
quejarse, soléis ser los primeros). En lo que menos influye, dado que vivimos
inmersos en un sistema capitalista, es en la economía (ahí, el mercado
establece su propia ley)
La política es infinitamente más que los cotilleos con los
que nos bombardean los medios de comunicación (que si fulanito ha dicho que
menganito es corrupto, que si escondo tal error y resalto tal virtud para
buscar votos…)
Política son las medidas y proyectos para mejorar la vida
diaria de los ciudadanos.
Como decía Aristóteles, “El hombre es un animal político”. O
lo que es lo mismo… la política es intrínseca a la condición humana (otra cosa
es que no se aprecie o que se desprecie) y, por tanto, nadie puede permanecer
al margen de la política.
Lo quieras o no, vas a ser gobernado por políticos y ellos
tomarán (lo quieras o no) medidas que te afectarán de alguna forma. ¿Qué menos
que participar en la elección de los políticos que van a representarte? Porque,
no os olvidéis que esos que nos gobiernan son una representación de nuestra
sociedad. Lanzarles todo tipo de improperios es escupir hacia arriba. ¿Qué hay
que ser exigentes? Por supuesto. Claro que hay que serlo, claro que hay que
denunciar lo que está mal, claro que hay que salir a la calle a protestar
(¿Cuántos de los que os quejáis ahora, estuvisteis en la calle en la pasada
huelga general?) pero debemos saber dónde estamos, de dónde venimos y qué
queremos. Mientras no se demuestre lo
contrario, la democracia es el sistema político menos malo (al menos, el más
justo) y bastante costó instaurarlo tras 40 años de represión como para tirarlo
todo por la borda gracias al desprestigio al que se ve sometida la clase
política por culpa de 4 ladrones y otros 4 incitadores que buscan, precisamente
eso, el desencanto. Campo abonado para
la instauración de corrientes de pensamiento que ya la historia ha demostrado
desastrosas.
Es indignante observar y comprobar cómo nos indignamos ante
hechos, a todas luces, banales y, sin embargo, no salimos a la calle a reclamar
justicia social o igualdad de oportunidades. Recuerdo que cuando los que ya no
cumpliremos los 40 veíamos esas series estadounidenses en las que la gente
vivía en la opulencia y ponía el grito en el cielo ante acontecimientos
banales, nos sorprendíamos. Hoy día hemos conseguido ser iguales que ellos. Y
eso está muy bien porque es signo de progreso pero… tengamos los pies en el
suelo y seamos lo suficientemente inteligente para desgranar entre tanta
confusión originada, por una parte, por nuestra opulencia (que nos distrae con
baratijas similares a los espejos que les regalaban a los indígenas expoliados
y conquistados) y por otra parte por nuestra ceguera. Creo que deberíamos mirar
al mundo y situarnos. Creo que deberíamos valorar lo que tenemos y conseguir
ser más de lo que somos. Creo que no deberíamos olvidar nuestra historia. Buena
parte del éxito educativo radica en hacerles ver a las generaciones que nos
siguen, todo lo que tuvieron que padecer las generaciones que nos precedieron.
La democracia real (esa por la que aboga toda esa gente que se manifiesta en
las principales ciudades de España en estos momentos) implica participación y,
por tanto, responsabilidad. Me alegra saber que hay gente dispuesta a tomar la
calle para reivindicar derechos (ya era hora de que los estudiantes se
movilizaran para algo más que para las botellonas) pero la conclusión de esas
movilizaciones por el desencanto jamás debería ser la no participación en las
elecciones.
¿Qué hay políticos corruptos? Pues claro! Porque si bien es
cierto que el político ha de, al menos, parecer honrado, también lo es que el
ocupar cargos de poder puede hacer que las personas (como humanos que somos)
terminemos por usar la política para favorecernos egoístamente. ¿En qué
colectivo no hay corrupción? Es más… no me cabe duda que muchos de los que
muestran su indignación ante la corrupción, serían igualmente corruptos de
ocupar un cargo político en algún ayuntamiento. La corrupción no es un problema
de la política, sino de la sociedad en general y los políticos (no lo olvides)
son una representación de la sociedad.
Miraos, si no, a vosotros mismos y sacad conclusiones reales.
Mucho me temo que, a pesar de que estos comicios son para
las alcaldías, van a haber unos porcentajes de abstención tan elevados que nos
vamos a ver gobernados por alcaldes de derecha (con lo que ello supone) ya que
si hay algo loable en la derecha es su fidelidad en el voto y su conciencia de
que, precisamente el voto, es el arma que se tiene para cambiar las cosas. La
izquierda se ha caracterizado, históricamente, por la pasividad, cuando las
cosas van bien (La izquierda solo actúa ante la indignación general en momentos
concretos) (Como tras el 11M, por ejemplo). De eso se deduce… o que las cosas,
verdaderamente, van bien (Léase mi artículo sobre la crisis), o que el
desencanto reconducido ha obtenido sus frutos.
Fdo. Diego Bueno