viernes, 31 de octubre de 2014

HABLEMOS DE LAS PENOSAS REALIDADES A LAS QUE SE ENFRENTA EL ALUMNADO CON NECESIDADES ESPECIALES DE APOYO EDUCATIVO Y SUS FAMILIAS… POR FIN!!

 

INTRODUCCIÓN:

   Las últimas tendencias pedagógicas evidencian la necesidad de hacer de la inclusión algo tan normalizado que, precisamente, tienda a hacer desaparecer el término “inclusión” por falta de utilidad.

   Desde esta perspectiva, la escolarización en escuelas especiales, grupos en aulas específicas o programas especiales con carácter permanente debería ser una excepción.

La educación inclusiva implica una visión diferente de la educación y debe estar basada en la diversidad y no en la homogeneidad.

   Cada alumno y cada alumna tiene unas capacidades, intereses, motivaciones y experiencias personales únicas.

   Las diferencias son inherentes a los seres humanos y se manifiestan en los ámbitos en que estos se desarrollan.

   En el ámbito educativo, estas diferencias se expresan, en muchas ocasiones, en necesidades especiales que la comunidad educativa debe atender adecuadamente en pos del derecho a la igualdad de oportunidades y la integración social de todas las personas.

   La educación tiene el imperativo ético de asegurar la igualdad sin que ello signifique uniformidad, para no reproducir las desigualdades y exclusiones presentes en la sociedad y para, desde la educación, tender a corregirlas.

   En la misma línea, la UNESCO (2007) pone de manifiesto que “tratar de forma homogénea situaciones y necesidades diversas, acentúa las desigualdades. La respuesta a la diversidad implica pasar de un enfoque homogeneizador (en el que se ofrece lo mismo a todos y que refleja las aspiraciones de las culturas y clases dominantes) a un enfoque que considere las distintas identidades, necesidades y opciones de cada uno y valore las diferencias como algo que enriquece a las personas y sociedades”.

   Para ello se hace necesaria la transformación de los sistemas educativos y de las culturas, las prácticas educativas y la organización de las escuelas para que atiendan la diversidad de necesidades educativas del alumnado, y para lograr el pleno aprendizaje y participación de cada niño y cada niña.

DESARROLLO:

   Convertir las escuelas en inclusivas requiere dar una respuesta educativa acorde a las necesidades de su alumnado y desarrollar propuestas didácticas que estimulen y fomenten la participación de todos. De esta forma, la educación inclusiva se opone a cualquier forma de segregación y a cualquier argumento que justifique la separación en el ejercicio de los derechos a la educación.

   Tras un estudio realizado por la universidad de Salamanca en 2008, se concluye que las principales dificultades a las que se enfrenta el alumnado con necesidades especiales de apoyo educativo y sus familias son:

   - El agotamiento emocional de los padres. (Realmente agotador, frustrante y desesperanzador. Un miedo en forma de impotencia que se suma a los miedos ya existentes por las dificultades especiales de mi hijo. Muchas veces cuesta saber si te estás pasando o te estás quedando corto)

   - Actitudes de evitación de los profesores hacia los alumnos con discapacidad intelectual. (Se trata de una actitud de buena parte del profesorado que resulta muy evidente. Yo, personalmente, lo compruebo día a día no solo como padre sino también como educador) (¡No puedes dedicarte a la educación si lo que buscas es trabajar lo menos posible o dar clases solo a un grupo homogéneo que no presente dificultades especiales! ¡Así de claro lo digo!) (Como todos sabemos, en buena parte de nuestros centros escolares “el privilegio” de la antigüedad se usa con frecuencia para elegir los cursos fáciles y no es extraño que sean los noveles, interinos o recién llegados a quienes les correspondan los cursos más complejos y difíciles. Dicha realidad nos da una idea del concepto de educación que tiene la sociedad y, como parte de ella, nuestro profesorado) (Y, lógicamente, parto de la base de que existen excelentes profesionales. Grandes profesionales que muchas veces, trabajan a contracorriente, incluso con la mirada recelosa de sus compañeros/as o con trabas por parte de la dirección del centro)

   - La falta de formación de los profesionales. (Otra evidencia que no se soluciona o, siquiera, se palia por parte de las administraciones educativas).

   - Falta de motivación del profesorado. (Y no se trata, únicamente, de dar palmaditas en la espalda en forma de reconocimiento de labores especiales realizadas, sino, más bien de estímulos, remuneraciones y privilegios en forma de más y mejores medios para quienes hacen más y mejor lo que tienen que hacer y todo ello sin obviar, por supuesto, llamadas de atención a quienes no cumplen con sus obligaciones).

   - No aceptación entre compañeros en la etapa de educación secundaria. (El alumnado con necesidades especiales es, generalmente, marginado positiva o negativamente en el contexto del aula y lo es como resultado de una educación segregadora y etiquetadora como corresponde a la sociedad competitiva y despiadada en la que estamos inmersos. Solo desde la educación en valores y la aceptación asumida de la diversidad como valor positivo es posible la integración de todo el grupo-clase)

   - Maltrato físico hacia estos alumnos. (Prefiero, ni siquiera, comentar esto)

   - Problemas de relación social. (Desde el momento en que existe marginación, exclusión o segregación, se crean problemas de relaciones sociales. Obvio)

   - Líneas segregadoras, derivación a centros específicos. (Es más fácil y más cómodo para el profesorado y los equipos directivos de los centros “quitarse de en medio” a alumnos con necesidades especiales aunque ello sea antipedagógico, cruel y de una bajeza moral que hace a uno sentir vergüenza de ser tan humano como quienes adoptan estas posturas y que, para colmo, son EDUCADORES!!) (Y respecto a las líneas segregadoras, TODOS (incluida la administración educativa) sabemos que existen (los “malos” a un lado y los “buenos” a otro) a pesar de ser ILEGALES, mediante “trampas” en forma de “grupo bilingüe”, por ejemplo. ¡Igualmente antipedagógico e inmoral!.

   Los centros educativos no tienen por qué satisfacer los deseos de segregación de los padres y madres de hijos sin necesidades especiales (aunque sean mayoría) porque los profesionales, los pedagogos, los que se supone que entienden qué es la educación son los/las profesionales que trabajan en los centros.

   - Alternativas de futuro, inclusión laboral. (Con esta realidad de la educación… ¿Qué perspectiva de futuro podemos tener para con nuestros hijos/as y/o alumnos/as? ¿Qué tipo de sociedad queremos construir? Y, sobre todo, ¿cómo tenemos la desfachatez de quejarnos de una mala educación, en comparación con los países nórdicos, cuando resulta que apoyamos medidas antipedagógicas?)

   - Grado de frustración al que está sometido el alumnado. (El alumnado con necesidades especiales tiene ya, de por sí y por definición, que cargar con su enfermedad o su discapacidad. Lo último que deberíamos hacer es llenarlo de frustración, desidia y desilusión. ¡Más cruel y  antipedagógico, imposible!)

   - Desmotivación, falta de orientación práctica. (Lógicamente este tipo de alumnado termina desmotivado y pasando las horas de clase esperando a que sea la hora de volver a casa, aburrido y sin entender nada ni por qué. Justo lo contrario de lo que debería ocurrir).

CONCLUSIONES:

   La realidad, la triste realidad que, como padres y madres de hijos e hijas con necesidades especiales de apoyo educativo, nos encontramos en las distintas etapas educativas por las que pasan nuestros hijos, es la de que nos chocamos contra la pared de acero del sistema y de la sociedad, en general, que con su inmovilismo e incomprensión, con su falta de sensibilidad y preparación, dificultan el pleno desarrollo de personas con derechos y obligaciones exactamente iguales que los del resto  pero con especiales dificultades para desarrollarse en plenitud.

   La realidad, la triste realidad es que los avances, descubrimientos y nuevas tendencias en pedagogía marchan a años luz por delante de su implementación.

   La realidad, la triste realidad es que, precisamente desde el ministerio de educación, es desde donde se empieza a fomentar la exclusión, la segregación y la diferencia de clases con medidas antipedagógicas, retrógradas y desfasadas, más propias de los años de la post-guerra que del siglo XXI.

   En el centro educativo al que van nuestros hijos e hijas, en algún momento, algún día “alguien” nos recomienda que es mejor que nuestro hijo vaya a un aula específica o que pase más horas en el aula específica que en el grupo-clase ordinario (aunque ello implique exclusión, marginación o segregación y se prive a todo el alumnado del enriquecimiento que supone un aula diversa) dado que el colegio o instituto no cuenta con los medios necesarios (medios materiales, tecnológicos o audio-visuales y medios humanos con profesorado de apoyo o especializado).

   Y esa es una realidad que todo el mundo entiende y que es constatable. Los padres y madres también lo entendemos, por supuesto (a pesar de que en muchos casos no es más que una excusa para apartar a alumnos “incómodos”. Y todos sabemos que eso pasa con demasiada frecuencia)

   Solo decir que también existe otra realidad, y es que el profesorado y equipos directivos de los centros no quiere “complicarse la vida” teniendo que atender a un alumnado con necesidades especiales porque ello implica trabajar más, cumplir con sus obligaciones, hacer gala de una ética profesional que se les presupone y desarrollar un trabajo para el que no está cualificado (aunque nadie admita no estar cualificado y para tapar esas carencias se culpabilice a la administración educativa de turno, que es un “ente” abstracto al que se puede culpar de todo mal o a las familias, en general). 

   Nosotros, los padres y madres, muchas veces, y en pos de ver feliz a nuestro hijo o, simplemente de no verlo marginado y sin la especial atención que necesita, accedemos resignados e impotentes y contribuimos a su no inserción en la sociedad (inserción que comienza con la inclusión en la representación de la sociedad que supone el aula).

   No nos interesa “estar a las malas” con el profesorado que ha de atender y educar a nuestros hijos.

   Otras veces no accedemos a esa “invitación” por parte del departamento de orientación, la dirección, la jefatura de estudios o la dirección del centro (o, incluso, todos a la vez) y nos arriesgamos a que nuestro hijo sea víctima de esas realidades que he enumerado antes en el estudio. Intentamos “estar encima” controlando e interviniendo en el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestro hijo, pero sin exigir demasiado ya que… No nos interesa “estar a las malas” con el profesorado que ha de atender y educar a nuestros hijos.

   Adquirimos un material necesario para nuestro hijo (pagándolo, por supuesto) cuando resulta que el centro tiene asignada una partida específica, para adquirir este material, que se ha gastado en “otras necesidades” del centro. O intentamos no darle trabajo extra al profesorado para que no se “cabree” con nosotros y no la pague con nuestro hijo. Supongo que por eso, cuando damos con un profesor o profesora que se implica más de lo normal con la educación de nuestro hijo es, para nosotros, como ver el cielo abierto.

   Y así andamos. Suplicando derechos esenciales, frustrados, impotentes, desesperanzados y en manos de la providencia, y teniendo que “batallar” con un profesorado, en muchos casos, insensible e inconsciente o con padres y madres de hijos e hijas “normales” (me rio yo de “los normales”) que no entienden ni quieren entender que, aunque solo fuera por el bien de sus propios hijos, sería buena la inclusión y mezcla de todo tipo de alumnado.

   Todo esto que acabo de comentar son tristes realidades que TODOS conocemos y que todos padecemos. Realidades como puños que hoy me he decidido a poner al descubierto a ver si, por casualidad y tras leerme, nos hace concienciarnos un poco más acerca de una problemática que padecemos en mayor medida nosotros pero que afecta a todo el sistema educativo.

   Pero como no quiero terminar el artículo con una visión tan negativa como real, lo voy a “rematar” con propuestas que hacen ilustres pedagogos para conseguir los cambios necesarios para una verdadera inclusión y educación de calidad.

   Dichos cambios, partiendo de las realidades actuales, son:

   - Cambio de actitud en el profesorado: Trato igualitario hacia todo el alumnado. Mayor profesionalidad. Mayor cualificación.

   - Necesidad de concienciar al profesorado en valores.

   - Importancia de disponer de más material gráfico, tecnológico y manipulativo así como de espacios apropiados para el desarrollo de las enseñanzas.

   - Adaptación del ritmo de la clase y contar con un profesor de referencia.

   - Disminución de la ratio profesor-alumno. (No puedo dejar de criticar que desde el mismísimo ministerio de educación se haya dicho que la ratio no influye en una educación de calidad. Esto demuestra el nivel de nuestros representantes políticos)

   - Conseguir una buena coordinación que facilite una mejor atención por parte del profesorado y una ayuda más efectiva por parte de la familia.

   - Pautar reuniones, con más frecuencia, en las que estén presentes profesionales, familias y alumnado.

   - Actualización legislativa, en la que se planteen alternativas de continuidad de estudios.

   - Instauración de contenidos prácticos en la programación académica.

   - Aumentar el número de profesores y profesoras así como personal de apoyo.

 

 

             Fdo. Diego Bueno Linero

miércoles, 1 de octubre de 2014

HABLEMOS DE DERECHO AL VOTO Y DEMOCRACIA... POR FIN!!

 

Ya se que lo obvio indica que democracia equivale a derecho al voto.

¿Qué frase corta resumiría lo que significa la democracia?: “Capacidad de elección o sanción de normas, leyes o representantes”.

Pero resulta que las democracias son complejos mecanismos articulados con múltiples reglas de participación en los procesos de deliberación, toma de decisiones, en los que el poder se divide, constitucionalmente o estatutariamente, en múltiples funciones y ámbitos territoriales, y se establecen variedad de sistemas de control, contrapesos y limitaciones que llevan a la conformación de distintos tipos de mayorías, a la preservación de ámbitos básicos para las minorías y a garantizar los derechos humanos de los individuos y grupos sociales.

Dicho de otra forma...

No es tan fácil y burdo como votar y no es lo único que me identifica como demócrata (el derecho al voto).

Es evidente que no todo es "votable".

No se puede votar, por ejemplo, si se le aplica la pena capital a un reo porque la pena capital es ilegal en España.

Me jode que los políticos manden mensajes simplistas al pueblo del tipo…”No eres demócrata porque no me dejas votar” o del tipo… “Si es ilegal no se puede llevar a cabo una votación y ese dogma es irreversible”. ¡Pues míratelo y cambia la ley!, ¡cojones!, que para otras cuestiones bien que la cambiáis en dos minutos. ¡¡Sé claro y di lo que realmente piensas, pero no intentes confundir y engañar a la gente!!.

Lo peor de todo es que consiguen sumir a las personas en la confusión y son demasiados los ciudadanos que terminan siendo manipulados y cargados de odio exacerbado hacia la otra parte enarbolando banderitas que vienen a decir… “nosotros somos los buenos y vosotros los malos”. Tipo película de Superman o Braveheart cuando, en realidad, como siempre, de lo que hablamos, tristemente, es de un problema de dinero. Ni más ni menos. Un pacto fiscal (consistente, por supuesto, en que Cataluña aportara menos dinero al estado) habría resuelto el problema del independentismo. Por desgracia es así.

En la democracia moderna juega un rol decisivo la llamada regla de la mayoría, es decir el derecho de la mayoría a que se adopte su posición cuando existen diversas propuestas. Ello ha llevado a que sea un denominador común, en la cultura popular, asimilar democracia con decisión mayoritaria. La regla de la mayoría puede volverse antidemocrática cuando afecta derechos fundamentales de las minorías o de los individuos o cuando es opuesta a las leyes que, previamente, fueron consensuadas y votadas. De ahí, que en temas de estado sea necesario el consenso y el respeto a lo consensuado para que no cambien las normas y leyes cada 4 años (en temas de estado, repito).

Es cierto que si todos hemos votado una constitución, en caso de que una parte de esos votantes quiera rescindir ese compromiso, tendrá que tenerse en cuenta la opinión del resto. Sin embargo, dicha argumentación es indirectamente proporcional al derecho de autodeterminación que tienen los pueblos, pero... para pasar de una situación (de cumplir compromisos adquiridos y votados democráticamente) a la contraria (es decir, auto determinarse y hacerse país independiente), debe haber un proceso que no ha estar condicionado por circunstancias concretas o puntuales que podrían ser pasajeras (como la crisis, por ejemplo, o como el hecho de que gobierne en España quienes gobiernan ahora) y debe contar con un consenso y apoyo mucho más que mayoritario.

Todo esto viene a colación con los discursos y argumentación que vengo oyendo a defensores de la consulta soberanista en Cataluña y a los “noes” constantes que oigo a los “peperos”.

Argumentan, unos, que es antidemocrático no permitir que el pueblo catalán muestre su opinión (aun no siendo vinculante) y los otros, que es ilegal.

Las leyes que nos rigen (entre otras, una ley que dice que el estado español es indivisible y que, en cualquier caso, debe ser el estado español al completo el que decida) han sido aceptadas y votadas por todos. Es evidente que no era necesaria una sentencia del tribunal constitucional para saber que una consulta que plantee la divisibilidad del estado sería ilegal.

Y no puede realizarse una consulta ilegal porque lo ilegal, en una democracia, es antidemocrático.

Y por la otra parte, es cierto que las leyes pueden y deben cambiarse para adaptarse a las circunstancias de cada momento.

Otra cosa es que los políticos, como representantes de los ciudadanos, y dadas las características especiales de Cataluña se sienten, hablen y lleguen a acuerdos (Existe un problema en Cataluña desde el momento en que dos millones de personas salen a la calle a manifestarse) (Otra cosa sería analizar por qué existe ese problema, quien lo promueve y por qué, etc.). En mi opinión, se ha creado en Cataluña, la idea de que el estado español los “maltrata” . Idea que, en mi opinión, no se corresponde con la realidad, pero.. ya sabemos que reclamar mayor autogobierno y más dinero es una petición que no puede prosperar sin apelar a los sentimientos de las personas para movilizarlas banderitas en mano.

Cualquiera que me conozca sabe perfectamente que yo no soy ni “españolista” y ni mucho menos “pepero”, pero la democracia presenta el inconveniente de que, nos guste o no, todos debemos respetar a la mayoría. Ahora mismo, en España, el PP gobierna con mayoría absoluta y, por tanto, representa legal y legítimamente los intereses de un montón de ciudadanos. Dichos ciudadanos (que no son España pero que sí son mayoría en España) opinan que no hay que sentarse a dialogar acerca de la posible o futura independencia de Cataluña y eso, aun no estando de acuerdo, aun siendo poco inteligente y aun siendo injusto, es tan respetable como esa amplia mayoría catalana que está a favor de la consulta.

Y dicho todo esto, yo, personalmente, abogo por la consulta. Eso sí.... No ahora. Antes debe dialogarse (cosa imposible con el PP), llegar a acuerdos, respetar a las minorías, tener en cuenta mil detalles antes de empezar cuesta abajo y sin freno la carrera independentista porque se trata de un cambio muy brusco e irreversible (que afectaría a todo el estado español) y considero que todo el mundo debe estar lo suficientemente informado y el asunto lo suficientemente madurado antes de tomar una decisión así. Considero que debería ser una cuestión de años.

Hace 15 años, por ejemplo, la propuesta de una consulta soberanista en Cataluña no hubiera prosperado (lo dicen los datos de votos a partidos soberanistas) (por cierto... entonces CIU era un partido nacionalista pero no abogaba claramente por la independencia).

Ha sido ahora, cuando estamos en crisis (crisis que afecta a todas las comunidades, incluso a unas más que otras. Miren datos de renta per cápita, número de parados, personas en riesgo de exclusión social, índice de pobreza etc... y me darán la razón en que hay comunidades infinitamente más afectadas por la crisis que Cataluña) cuando los partidos nacionalistas catalanes se han decantado abiertamente por la independencia. Y eso no es lo más inmoral. Lo más inmoral es echarle la culpa de sus recortes al estado español, creando odio y separación (exactamente lo mismo que hace el PP).

El gran problema es que, usando los medios de comunicación de que disponen, han inculcado en la población catalana la idea de que España castiga y explota a Cataluña. Para empezar, España no es el PP y para terminar, eso es falso, sobre todo, teniendo en cuenta los niveles de autonomía y autogobierno que tiene Cataluña (que Pujol, cuando comparezca otra vez ante el pueblo, explique también qué beneficios obtuvo para Cataluña usando la famosa llave de gobernabilidad) (aparte de dar explicaciones de sus robos y los de su partido al pueblo catalán y español) (Robos, por cierto, tapados y ahora suavizados por el president Artur Mas).

Y por último... dadas estas circunstancias, ¿quién nos dice que dentro de otros 15 años (o cuando acabe la crisis) la idea independentista no se difuminará?

Pienso que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa a España y Cataluña (incluida la corrupción en la política y grandes empresas), considero que es una pena la separación y además entiendo que hay una parte enorme de injusticia en todo esto, tanto por uno como por el otro lado.

Yo pienso que la gente, el pueblo, independientemente del lugar donde haya nacido o del que se sienta identificado (cosa que no debe negarse a nadie y me causa todo el respeto como derecho inalienable que es), lo que realmente quiere es vivir en paz, prosperar, estar representados por políticos honrados y brillantes, tener cubiertos los derechos básicos en cuanto a educación, sanidad, seguridad, trabajo digno etc. y alcanzar niveles de bienestar óptimos para sentirse seguros y felices. Y aun así… si pasado el tiempo, consensuado con el gobierno español de turno y respaldado por una amplia mayoría, vistos objetivamente los pros y los contras y saldadas las mutuas deudas, el pueblo catalán decide ser país independiente… pues me parece perfecto.

Mientras tanto, no nos dejemos manipular.

Abogar a los sentimientos de las personas es lo que hacen las grandes multinacionales en sus anuncios publicitarios para aumentar ventas y demostrado está que da resultado.

A través de los sentimientos no entran solo los buenos mensajes pedagógicos, sino también los  envenenados. Eso es lo que veo que se hace desde los dos gobiernos de derechas que hoy día gobiernan en Cataluña y España.

En conclusión: Es cierto que votar y opinar es democrático y también es cierto que incumplir la ley es antidemocrático así que nadie tiene motivos para dárselas de demócrata y tachar de anti-demócrata al otro.

Y por último… ¿Qué hacen mal cada uno de los gobiernos de España y Cataluña?

El gobierno de España:

·         Mirar a otro lado ante un problema que es evidente. No hacer nada. Incluso ocultarlo (no hay más que ver los informativos de TVE). Es la típica jugada de la derecha española. Mirar a otro lado y ocultar los problemas. Ocurre con el problema del aborto, con la prostitución, con la pobreza y… por supuesto, con el independentismo.

·         Manipular la información, desinformar, mentir cuando habla de que hay que dialogar y en la práctica ni dialoga ni lleva a cabo una política de acuerdos cuya filosofía consiste en ceder algo para acercar posturas y buscar el consenso.

·         Apelar al ultra patriotismo del tipo ¡España una y libre! (banderita en mano, si es posible)

·         Maltratar a todas las comunidades y, más en concreto, a los ciudadanos pertenecientes a los colectivos más vulnerables.

·         Hacer de la corrupción, el clasismo y la prepotencia una forma de ser y estar

El gobierno de Cataluña:

·         Desinformar y manipular a los catalanes a través de TV3 y con sus declaraciones mandando el mensaje de que España maltrata a Cataluña. Una forma, como otra cualquiera, de ocultar sus vergüenzas en cuanto a recortes y política económica. Una forma de no admitir errores y culpar de ello a la política del gobierno español (que tiene su gran parte de responsabilidad pero que está legitimado por las urnas mal que nos pese) (en todas las comunidades, por cierto) creando una conciencia colectiva de que eso es así, llenando de rencor a la ciudadanía catalana y mandando, subliminalmente, el mensaje de que con la independencia todos esos males de los que ellos “no son culpables”, quedarían resueltos.

·         Adoptar una actitud inmoral y desleal. Inmoral porque desea renunciar al principio de solidaridad entre comunidades (más aporta quien más tiene) (Si la renta per cápita o el PIB en Cataluña son mayores, no es porque el pueblo catalán sea “mejor” que el extremeño, por ejemplo) y reduce el problema del independentismo a un problema de dinero (aunque apele a los sentimientos del pueblo para conseguirlo). Y desleal porque incita a romper compromisos aceptados, firmados, consensuados y votados en nuestra constitución, como solución a una crisis que afecta a todos y en todas partes.

·         Usar la lengua catalana como forma de discriminación hacia los castellano-parlantes (exactamente igual que ocurría en tiempos de Franco pero ahora, al contrario) y como forma de concentrar a todo el pueblo catalán en los medios de comunicación catalanes para poder manipular fácil e impunemente.

·         Apelar al patriotismo a costa de fomentar el separatismo (Banderita en mano también, por supuesto)


Fdo. Diego Bueno

HABLEMOS DE: "EL MAL EN INTERNET"… POR FIN!!

  HABLEMOS DE "EL MAL EN INTERNET"… POR FIN!!    Internet, en general y las redes sociales, en particular, nos han acercado tanto...