viernes, 20 de junio de 2025

HABLEMOS DE ATARAXIA...¡¡POR FIN!!

 


La vida está llena de altibajos. Altibajos en las circunstancias vitales que nos toca vivir y altibajos en la forma de encararlas. Uno, a estas alturas de partido, puede ya hacer un balance de lo vivido hasta ahora y de cómo ha llevado las distintas situaciones acontecidas.

Este concepto del que me dispongo a hablar sigue siendo interpretado de formas muy distintas y a veces, incluso contrapuestas. Yo me he ido a los orígenes de la palabra en cuestión y luego he trasladado su significado original a la forma de vida de hoy día en una sociedad como la nuestra.

Ataraxia: La Inquebrantable Calma del Alma

En la búsqueda constante de la felicidad y el bienestar, la humanidad ha explorado diversas filosofías y conceptos a lo largo de la historia. Uno de los más fascinantes, a mi humilde entender, es el de la ataraxia. Proveniente del griego antiguo (ταραξία), esta palabra se traduce como "imperturbabilidad" pero también "serenidad". Lejos de ser una mera apatía o indiferencia, la ataraxia representa un estado de calma mental y emocional inquebrantable, que se consigue conscientemente a través de la razón y la comprensión profunda de la realidad, por tanto, no hablamos de ese tipo de personas que son frías, imperturbables, ajenas al dolor que les rodea o, simplemente, insensibles. No es eso.

Orígenes Filosóficos

La ataraxia fue un concepto central para varias escuelas filosóficas helenísticas, especialmente para los epicúreos, los escépticos y los estoicos, aunque cada una la abordaba desde una perspectiva ligeramente diferente:

Epicúreos: Para Epicuro, la ataraxia era el objetivo principal de la vida. Él creía que el dolor físico y la perturbación mental eran los mayores obstáculos para la felicidad. La ataraxia se alcanzaba eliminando los temores irracionales (como el miedo a la muerte o a los dioses) y buscando placeres moderados y sostenibles (como la amistad y la tranquilidad). No se trataba de una búsqueda desenfrenada del placer, sino de la ausencia de dolor y la quietud del alma.

Escépticos (Pirrónicos): Los pirrónicos, liderados por Pirrón de Elis, veían la ataraxia como el resultado natural de la suspensión del juicio (epojé) sobre cuestiones que no pueden ser conocidas con certeza. Al abstenerse de emitir juicios definitivos sobre la naturaleza última de las cosas, uno se liberaba de la ansiedad y la frustración que surgen de la búsqueda infructuosa de la verdad absoluta. Es como decir… “mejor no me meto en nada. ¿Para qué me voy a complicar?”

Estoicos: Aunque los estoicos utilizaban más el término “apatheia” (ausencia de pasiones perturbadoras), su concepto era muy similar a la ataraxia. Para ellos, la tranquilidad se lograba aceptando aquello que no se puede controlar (como los eventos externos) y centrándose en aquello que sí está bajo nuestro control (nuestras actitudes, juicios y acciones). La razón y la virtud eran las herramientas para liberarse de emociones destructivas como el miedo, la ira o el deseo desmedido.

La Ataraxia Hoy en Día

En el mundo actual, marcado por el estrés, la sobrecarga de información y la constante presión social, el concepto de ataraxia cobra una relevancia particular. Como decía, no se trata de volverse insensible o indiferente a los problemas del mundo, sino de desarrollar una resiliencia emocional que permita afrontar las adversidades sin perder la serenidad interior. Es lo que yo siempre he llamado “temple”. Ahora bien, alcanzar la ataraxia implica un proceso de autoconocimiento y disciplina mental, vamos, que hay que trabajarlo y requiere (como casi todo), además de esfuerzo, constancia, ya que hay que cambiar actitudes demasiado interiorizadas y ya sabemos que, por una parte, las actitudes pueden cambiarse y por otra, que es más fácil aprender lo nuevo que desaprender lo asumido.

Principios para Alcanzar la Ataraxia

Podemos, sin duda, identificar una serie de principios de actuación comunes que nos guían hacia esa serena calma interior que significa la ataraxia:

Gestión de Expectativas: Gran parte de nuestra perturbación proviene de expectativas no realistas o de la incapacidad de aceptar que la vida no siempre se ajusta a nuestros planes. La ataraxia nos invita a moderar nuestras expectativas y a encontrar la paz en la aceptación de lo que es, porque, muchas veces, te pongas como te pongas… ¡lo que es, es!

Discriminación de lo Controlable: Aprender a diferenciar entre lo que podemos controlar y lo que no, es fundamental. Preocuparse por lo incontrolable solo genera ansiedad. La ataraxia se cultiva al enfocarnos en nuestras respuestas y acciones internas. Básicamente se trata de que asumamos la responsabilidad de nuestros actos y soltemos la carga emocional de aquello que no está en nuestras manos. Nuestros juicios, nuestras actitudes, nuestras decisiones, nuestras acciones y cómo reaccionamos ante los eventos. Esto es el verdadero dominio de nuestra esfera de influencia. Por el contrario, no podemos controlar el clima, las opiniones de los demás, el pasado, las enfermedades, la muerte, la mayoría de las acciones ajenas. Debemos aprender a resistirnos a la tentación de preocuparnos o luchar contra estas realidades ineludibles. La aceptación no es resignación pasiva, sino una liberación de la carga de lo imposible.

Reducción de Miedos Irracionales: Es aconsejable examinar nuestros miedos más profundos: Al fracaso, al rechazo, a la soledad… y cuestionar su validez y su impacto en nuestra tranquilidad.

Muchos de nuestros tormentos internos provienen de miedos irracionales y deseos desmedidos.

Examinemos nuestros miedos. ¿Son fundados? ¿Qué es lo peor que podría pasar y cómo lo afrontaríamos? Los epicúreos, por ejemplo, argumentaban que el miedo a la muerte era irracional, ya que "cuando existimos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, no existimos nosotros".

Moderemos nuestros deseos. El deseo insaciable de lo que no tenemos, es una fuente constante de insatisfacción. Aprender a estar contento con lo suficiente, y con lo que se tiene, es liberador.

Práctica de la Moderación: Ya sea en el consumo material, en la búsqueda de placeres o en la reactividad emocional, la moderación es una vía hacia la ataraxia. El exceso suele conducir a la dependencia y, en cualquier caso, a la perturbación.

Evitemos el exceso y la dependencia: Los placeres intensos y fugaces a menudo nos conducen a un dolor mayor a largo plazo (resacas, adicciones o frustración cuando no los obtenemos).

Prioricemos la ausencia de dolor: La verdadera felicidad radica más en la ausencia de malestar físico y perturbación mental que en la búsqueda constante de euforia.

Cultivemos placeres naturales y necesarios: La amistad, la conversación significativa, la alimentación sencilla, el descanso, el aprendizaje. Estos son placeres que no acarrean dolor posterior y contribuyen a una calma duradera.

Suspensión del Juicio y Cuestionamiento de las Percepciones

Cuestionemos nuestras suposiciones. A menudo, no son los eventos en sí los que nos perturban, sino la interpretación que hacemos de ellos. "¿Es realmente tan malo como pensamos?" "¿Hay otra forma de ver esto?"

Suspendamos el juicio definitivo. En situaciones donde el conocimiento sea incierto o la verdad sea difusa, deberíamos abstenernos de emitir un juicio rotundo. Esta forma de actuar nos liberará de una gran cantidad de ansiedad. Reconozcamos los límites de nuestro propio conocimiento. Humildad, ante todo.

Tomemos distancia de nuestras emociones. Observemos nuestros pensamientos y emociones sin apegarnos a ellos. Es importante que reconozcamos que son fenómenos pasajeros y no necesariamente verdades absolutas.

Enfoque en el Presente

El pasado ya no existe y el futuro es incierto. La mente que reside constantemente en el arrepentimiento o la preocupación rara vez encuentra la paz.

Vivamos en el aquí y el ahora: Prestemos atención plena a lo que estemos haciendo, a la persona con la que estemos, al momento presente.

Aceptemos la “impermanencia”. Todo cambia. Aferrarse a lo que fue o esperar que algo dure para siempre es una receta para la desilusión. Reconocer la naturaleza transitoria de todo nos va a proporcionar una profunda calma.

Cultivo de la Virtud y la Razón

Actuemos con sabiduría, justicia, coraje y templanza. Alinear nuestras acciones con estos principios nos dará una conciencia tranquila con menos conflictos internos.

Usemos la razón como nuestra guía, como nuestra capacidad para evaluar situaciones, tomar decisiones y gestionar nuestras emociones, en lugar de ser arrastrados por impulsos o pasiones.

La Ataraxia Como Meta Alcanzable

La ataraxia, vista como un ideal al que aspirar y una práctica continua, nos ayuda para minimizar la turbación y maximizar la paz interior.

Adoptar los principios de la ataraxia conduce a una vida más plena y menos ansiosa, donde las circunstancias externas tienen menos poder para dictar nuestro estado emocional. Es una invitación a cultivar una fortaleza interna que nos permita navegar por las vicisitudes de la vida con una calma serena y una mente clara. Se consigue mediante un trabajo constante de introspección y reeducación mental. No es indiferencia, sino una libertad emocional lograda al alinear nuestra mente con la realidad, gestionando nuestras expectativas, controlando nuestras reacciones y viviendo de forma consciente y moderada. Es la búsqueda activa de una serenidad que no depende de las circunstancias externas, sino de nuestra fortaleza y claridad internas.

Fdo. Diego Bueno


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