Cuando un centro
educativo trata de evitar a determinado tipo de alumnado (alumnado con
dificultades de aprendizaje, alumnado con discapacidad, alumnado disruptivo,
alumnado de clase social baja, alumnado con necesidades especiales, etc…) se
sobreentiende que se convierte en un centro educativo “del taco”, donde prima
la “excelencia” (lo entrecomillo porque el concepto de excelencia debe ser,
evidentemente, revisado).
Desde ese momento
pasa a ser un centro homogéneo con un tipo de alumnado “ideal”, de tal forma que
las familias tradicionales con hijos en edad de estudiar quieren que estos
vayan a ese tipo de centros para que no tengan que mezclarse con ese otro tipo
de alumnado, dando por hecho que eso es lo mejor para sus hijos e ignorando por
completo conceptos tan nobles como la tolerancia, la cohesión social, el
aprendizaje colaborativo o el enriquecimiento que ofrece la heterogeneidad.
A su vez, buena
parte del profesorado quiere, asimismo, pertenecer al claustro de ese tipo de
centros ya que, por una parte, se va a ahorrar tener que “bregar” con alumnado
difícil (¡como si ese no fuera su trabajo!) a la vez que trabajan menos y más
cómodamente, y por otra, va a poder profundizar más en la materia de la que es
especialista (como si eso tuviera algo que ver con la educación/formación)
Para cumplir ese
objetivo que consiste en conseguir alumnado homogéneo y, como diría aquel de
VOX de Castilla y León, “alumnos normales”, se utilizan diversas artimañas. Una
de las más usadas y que todos/as conocemos es el bilingüismo. Todos/as sabemos
que las aulas bilingües son un elemento disuasorio para ese tipo de alumnado
que presenta dificultades de aprendizaje. Se disfrazan de la necesidad del
bilingüismo porque” a día de hoy es necesario hablar inglés” pero la realidad
la conocemos todos (lo admitamos o no) y es que se trata de un elemento
disuasorio para evitar, para discriminar y para segregar a ese alumnado que
tiene exactamente el mismo derecho a recibir una educación en los centros
educativos (soy perfectamente consciente de que estoy empleando palabras duras,
pero para conocer las verdades, lo mejor es llamar a las cosas por su nombre)
Las políticas educativas de la derecha, en España, se basan
en el modelo impulsado por el PP y tienen cuatro pilares básicos:
1. El
bilingüismo, como formas de segregación y discriminación del alumnado con
dificultades de aprendizaje. (como forma disuasoria para segregarlo y alejarlo)
2. La
apuesta por la escuela concertada, sostenida con fondos públicos, por
cierto, pero con la mentira de la gratuidad desde el momento en que se pide
“colaboración voluntaria” para ciertas actividades y material (como forma de
segregación de las familias sin medios económicos, como forma de hacer negocio de
un derecho básico y como forma de adoctrinamiento en una determinada religión)
3. La
libertad de elección, como forma de disfrazar el deseo de elitismo, la
diferenciación por clase social y la segregación, una vez más, de ese tipo de
alumnado indeseado
4. La
“excelencia” o lo que es lo mismo: La excusa perfecta para segregar al
alumnado no deseado.
Como puede observarse, todas esas medidas son conducentes a provocar la
segregación, la diferencia de clases, la desigualdad, el elitismo y la
vulneración de derechos fundamentales, y por supuesto, todo ello
extraordinariamente alejado, tanto del concepto universal de educación, como de
los postulados de los más influyentes pedagogos.
Dicho esto, ahora me atreveré a dar unos cuantos preceptos solo para los
amantes de la educación y para quienes piensan que todo nos iría mejor si
estuviéramos mejor educados/as:
-
La integración se consigue integrando a todos y
todas, no segregando, no desintegrando. Se consigue haciendo que las aulas sean
una muestra de lo que hay en la calle. Solo así es posible aspirar a ser una
sociedad mejor, con mejores valores, más tolerante y más y mejor educada.
-
La excelencia no es la consecución de buenas
notas en las materias que se estudian. Conseguir que un chaval que no cree en
sí mismo y que está acostumbrado al fracaso escolar sea capaz de crear, de
sentirse bien consigo mismo o de obtener un resultado distinto a un suspenso, es
excelencia. Eso sí que es excelencia porque es la base y el sumun de todo
proceso de enseñanza aprendizaje.
-
El hecho de que en el aula esté representado un
compendio de tipología de personas sin distinción de sexo, nivel educativo,
clase social, religión, poder adquisitivo, ideología política etc, no hace sino
enriquecer a todo el alumnado, hacer cercano lo ajeno para entender a las
personas, empatizar y sentir a todo el mundo como parte integrante de esa
sociedad en la que estamos todos y todas. Esa convivencia, ese compartir
objetivos comunes, esa colaboración en el aprendizaje, nos humaniza, nos hace
ser mejores personas, nos dota de mayor tolerancia y contribuye a una sociedad
cada vez mejor, más libre y más madura.
-
Concretamente en la formación profesional, la
segregación no hace que mejoren los resultados. Puede que estadísticamente
mejoren los resultados académicos de los alumnos y alumnas que se matriculan en
el centro (que por desgracia es lo que se ve a simple vista y por tanto a lo
que aspiran muchos centros), sin embargo, el alumnado segregado terminará
acudiendo a otro centro o simplemente pasará a engrosar la lista de alumnos y
alumnas que dejan los estudios (esto sí que es fracaso escolar)
-
Las administraciones educativas de la derecha
española tratan de invertir cada vez menos en educación. Para ello lo que hacen
es privatizar y apoyar a los centros concertados para que haya gente que haga
negocio con el derecho a la educación a la vez que segregan y discriminan. La
formación dual es una forma de evitar invertir en dotación a los ciclos
formativos a la vez que es una forma de que las empresas privadas dedicadas a
la educación, ganen dinero sin necesidad de invertir en dotaciones. Eso sí, si
la especialidad requiere de mucha inversión, eso corre a cargo del estado.
Escuelas para pobres y escuelas para ricos de la misma forma que hay ya sanidad
para pobres y sanidad para ricos. A eso aspiran.
-
La educación, al tratarse de un derecho
fundamental, debe ser pública, debe ser garantizada por el estado y para que no
haya discriminación ni segregación, debe ser inclusiva, plural, democrática,
participativa, laica, gratuita, de calidad, igualitaria, coeducativa,
compensadora y con profesorado cualificado y comprometido. Todo lo que no
incluya absolutamente a todos estos adjetivos hará que disminuya la calidad de
la educación, toda política tendente a eliminar cualquiera de estos adjetivos
bajará la calidad de la educación.
-
La incorporación al mercado laboral debe ser la
consecuencia indirecta de una formación/educación de calidad.
-
Las sociedades no precisan de buenos
profesionales. Precisan de buenos profesionales que a la vez sean buenas
personas.
-
Los educandos no pueden convertirse en buenos
profesionales a la vez que buenas personas si no comparten espacios y tiempos
con todas las variantes de personalidades y circunstancias que integran la
sociedad.
Fdo. Diego Bueno
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