No hace ni dos horas que volvemos a ser equipo de segunda
división.
Media ciudad llora en este momento y la otra media sonríe.
Esto es así. Tiene que ser así.
Somos un equipo distinto. ¿Somos sólo un equipo de futbol?.
Es evidente que ser bético es mucho más que ser aficionado, socio o forofo de
un equipo. Ser bético quiere decir muchas cosas.
¿A cuenta de qué hay esta sensación?. Como en todo… existe
un origen. En el caso del Betis hay un origen claro. El futbol fue inventado por
los ingleses y fue la colonia de ingleses que explotaban las minas de rió tinto
la que instauró el futbol en España.
Era, el futbol, entonces, un deporte practicado por una
minoría que pertenecía a un estatus social determinado. Los ingleses no sólo explotaron
los recursos de esta zona de Andalucía sino que, con el beneplácito de las
autoridades españolas, explotaban también a unos mineros que, literalmente,
entregaban sus vidas en las minas. El futbol era practicado por esos
colonizadores y, por tanto, estaba bien visto por la clase alta. No era, por
tanto, un deporte de masas, ni mucho menos.
Fueron creados los primeros equipos.
Aquí en Sevilla, primero nació el Sevilla. Dos años más
tarde, y como consecuencia de la disparidad de criterio acerca de si un
futbolista de clase obrera debía o no jugar en el Sevilla, se produjo la
escisión en ese equipo que dio lugar al nacimiento del Betis.
Fue desde el mismo comienzo cuando el Betis vino a
representar al sector más castigado de la sociedad.
Andalucía era, en esos tiempos, explotada por terratenientes
y aprovechados. La tierra con más recursos de España era ultrajada por
señoritos, comerciantes, multinacionales y gobernantes. Se trataba de un
pueblo, el andaluz, con gravísimas carencias educativas y con un concepto del
clasismo y, por tanto, del servilismo, demasiado arraigado (aun hoy hay mucho
de eso).
Era, el andaluz, un pueblo tan admirado (por su saber vivir)
como vilipendiado por su servilismo y su inmovilismo.
Por la forma en que nació el Betis, por el momento en que
ocurrió, por los colores de su bandera y por su idiosincrasia (viva el Betis
“manquepierda”) pronto se convirtió en el equipo de futbol que representaba
todo lo que representaba Andalucía. Lo bueno y lo malo. Lo curioso es que toda
esa forma de entender la propia vida ha sido, siempre, plasmada sobre los
terrenos de juego. El bético, como aficionado, es un ser especial.
Siempre hemos sido mosca cojonera de los “palanganas” y, a
la vez, siempre los hemos tenido como referente. Daba igual hacer una mala
temporada si quedábamos por encima de “ellos” (lo cual nos ha hecho siempre
conformistas). Y al mismo tiempo, tenemos un sentido del saber sufrir que ha
sido tallado a base de desengaños.
Fuimos los primeros en ganar una liga, en ganar una copa del
rey, en jugar una champions etc..
El manquepierda se vio reforzado cuando bajamos a tercera
división. Cuando comenzó la guerra civil el Betis estaba poblado de vascos. La
guerra nos dejó sin equipo hasta el punto de bajar a tercera. Ganamos la liga cuando aun España era una república y no
volvimos a ganar nada hasta que ganamos la primera copa del rey ya con la
democracia.
Pero no nos equivoquemos. El gran capital del Betis ha sido
siempre sus seguidores y su ideal de vida, de ser y sentir. Los dirigentes que
ha tenido este club han sido, en gran medida, como los dirigentes que había
cuando el club se creo. Gente con mucho dinero, con ganas de relevancia, con
sed de notoriedad. Aquí en Andalucía (y sobre todo en el Betis) tendemos a
idolatrar a cualquiera.
Hemos pasado en pocos años del “hola hola hola don Manué” al
“Lopera vete ya”.
El Betis, como la propia Andalucía, ha sido víctima de
engañabobos, estafadores, aprovechados y mafiosos. Por desgracia, al bético, al
igual que al andaluz, ha sido fácil engañarlo. Tanto uno como otro nos
ilusionamos fácilmente, nos conformamos con poco, nos reímos de nuestras
desgracias y permitimos que se aprovechen de nuestros sentimientos. Y tanto uno
como otro tendemos a convertir en ídolos a cualquiera. Supongo que siempre
hemos necesitado ídolos. Siempre hemos sido “las criaturitas de gol sur”.
Por contrapartida.. no hay nadie más leal ni que ponga más
sentimiento y más pasión que un bético o un andaluz. Ni hay nadie que sepa
llevar de mejor forma las penas. Ni ha habido, históricamente, un equipo que
caiga mejor al resto de España.
Del cielo al suelo en pocos segundos.
Del barro a las nubes en un instante.
Y es que el Betis jamás morirá como no mueren los
sentimientos ni muere la pasión ni la alegría ni la esperanza. Primero fue el
Betis y luego fue el verde esperanza.
Siempre digo que hay millones de béticos en el mundo, solo
que ellos no lo saben. Yo tengo el honor de serlo, saberlo y sentirlo y por
ello me siento orgulloso.
Siempre resurgimos.
Ya se que hoy día, por suerte, las cosas no son como cuando
nació el Betis. Ya se que hoy día hay de todo tanto en el Betis como en el
Sevilla.
Pero también se que existe una esencia que nos hace
especiales. Diferentes.
Sevillanos porque nos sentimos como parte de nuestra ciudad
pero universales como universales son los sentimientos que nos caracterizan.
Betis y Sevilla somos irreconciliables. Así debe ser. Como
irreconciliable es el bien y el mal. Tanto “ellos” como nosotros formamos parte
de una ciudad dual. Bipolar, diría yo. Esta es una ciudad de contrastes y los
que somos sevillanos sabemos que no hay término medio aquí. Por eso jamás
tendrán éxito proyectos como el estadio olímpico o la vieja idea de unir ambos
clubes. La desmedida diferencia entre ambas partes inalienables de la ciudad
nos hace equitativos. En toda gran ciudad hay, o una gran diferencia entre los
dos clubes que coexisten (R. Madrid y Atlético de Madrid o Barça y Español) o,
simplemente hay un solo club en la ciudad (valencia o Bilbao). En Sevilla, en
cambio, hay dos clubes muy igualados en todo.
No se puede ser bético sin ser anti-sevillista y viceversa.
La propia ciudad te obliga a tomar partido. Partido que finalmente tomas. No
estar identificado con una de las dos opciones es, a mi parecer, no sentirse
sevillano. La rivalidad nació cuando nacieron los dos clubes y, por tanto, no
tiene sentido la existencia de ambos clubes sin dicha rivalidad.
La temporada que viene jugaremos en segunda y, a buen
seguro, se sucederán los acontecimientos a nivel institucional pero… que nadie
piense que desapareceremos jamás. Como siempre ha ocurrido… llegará algún año
en que estaremos por encima de “ellos” y serán ellos los que lo pasen mal. Es
ley de vida. Es ley de sevillano. Es ley de andaluz.
Fdo. Diego Bueno
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