¿Qué tipo de políticos queremos?
Lógicamente han de representarnos pero,,, han de representar nuestras ideas, no nuestras actitudes.
Los políticos deben estar por encima de los ciudadanos a los que representan ya que deben dar ejemplo con sus actitudes.
Lo que he visto en el congreso de los diputados ayer y hoy me ha hecho recapacitar acerca de si los políticos de “las derechas” están a la altura de sus obligaciones.
¿Qué esperamos de ellos?
¿Que defiendan con vehemencia unas ideas?, ¿que impongan su forma de ver las cosas a base de gritos, improperios, calumnias e interrupciones constantes como si se tratara de un “sálvame” cualquiera?, ¿ que pasen por alto el resultado de unas elecciones libres y democráticas?, ¿que critiquen cualquier acuerdo con partidos tan democráticos y legítimos como el suyo y sin siquiera tener en cuenta los contenidos de esos acuerdos?, ¿que recurran al insulto, en el congreso de los diputados, como si se tratara de la barra de un bar o de una cena de nochebuena cualquiera con unas copitas de más? ¿Venas en cuello queremos? ¿Imponer unas ideas a base de gritos y no dejar hablar a quien tiene el turno de palabra?
¿O acaso esperamos de ellos que den ejemplo de compostura, educación, civismo y respeto al diferente?
¿No esperamos que lleguen a acuerdos? Recuerdo a los vehementes y a los intolerantes, que pactar es ceder, que acordar es empatizar con el diferente, que como políticos tienen la O-BLI-GA-CIÓN de dialogar con todo el mundo, que el diálogo es, no solo la mejor arma de un político, sino la única posible, porque, evidentemente, no usar esa arma implica el uso de la otra: La violencia. La verbal y la no verbal.
Es a lo que nos llevan los patriotismos. Es el resultado de “las banderitas” y “los golpes de pecho”.
Ser patriota exacerbado implica exactamente lo mismo que decir que lo tuyo es lo mejor por el simple hecho de que es lo tuyo.
Eso que llaman “patria” no es ni más ni menos que el conjunto de personas que viven y trabajan en ese lugar. Y esas personas han votado lo que han votado.
La gente de izquierdas no solo somos españoles, sino que amamos nuestra tierra (en este caso España) tanto o más que la gente de derechas. Simplemente creemos en otra España diferente a la suya. Toda idea de España es lícita (incluso las que defienden a los españoles antes que a las banderitas).
Aun es muy reciente en el tiempo el pacto entre Ciudadanos y PP en Andalucía que les ha llevado a gobernar la comunidad con el apoyo de VOX. Evidentemente a la gente de izquierda no nos gusta (y menos aun si se cuenta con el apoyo de un partido claramente fascista) pero.... así es la democracia, así lo aceptamos. Así son las reglas de juego. Es la voluntad de la mayoría y eso es sagrado por poco que nos guste. Nos manifestamos en las calles para reclamar lo que consideramos justo, lanzamos improperios en los bares y nos indignamos con lo que han decidido la mayoría de los ciudadanos, pero los políticos han de estar por encima de eso, han de respetar lo que han decidido las urnas y han de respetar los acuerdos entre fuerzas políticas legales y legítimas.
Oposición si. Dura oposición también, pero las formas son importantes en política porque de las actitudes de los políticos se generan muchas de las actitudes de demasiada gente.
Me parece una irresponsabilidad, me parece un discurso incendiario y me parecen innecesarias las actitudes (hiper- teatralizadas y “aspavientadas”) que he visto en la mayoría de políticos de la derecha (por desgracia ya no existe ni el centro ni la derecha moderada).
Para construir un futuro nuevo, ilusionante y esperanzador, independientemente de quienes nos gobiernen y de su signo político, se necesita respeto, tolerancia, capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos, responsabilidad y... altura de miras.
Fdo. Diego Bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario