sábado, 7 de noviembre de 2020

HABLEMOS DEL ESPÍRITU CRÍTICO... POR FIN!!

 

Observo que todo el mundo aboga por fomentar el espíritu crítico. Es, al parecer, la panacea de la educación, es lo que queremos para nuestros hijos y además, todos consideramos que lo poseemos, que somos libres, que nuestras verdades son absolutas porque haciendo uso de esa libertad y esa independencia llegamos a conclusiones acertadas.

En estos tiempos en que todo el mundo tiene acceso a más información (incluso mucha más de la que somos capaces de procesar), era de suponer que quedarían erradicadas las supersticiones o las creencias irracionales, sin embargo, observo que no solo no han desaparecido sino que, gracias a las redes sociales e “influencers” o “tiktokers”, han aumentado. Temas que deberían haber sido superados en pleno siglo XXI, como la videncia, la astrología o la homeopatía permanecen más en boga que nunca, así, nos vemos rodeados de terraplanistas, negacionistas, seguidores de dietas milagro o gente anti-vacunas, por ejemplo.

En pos del supuesto espíritu crítico, se pone en duda absolutamente todo, incluso el conocimiento más afianzado, pero resulta que en eso no consiste el espíritu crítico, no.

Cierto es que se necesita de la duda, pero dudar de todo y de todos crea desorientación, te hace llegar a conclusiones erróneas y en muchas ocasiones, te empuja a apostar por lo irracional, p or lo que no tienen fundamento, por las opiniones de una mayoría, por opciones incongruentes o contradictorias.

El espíritu crítico necesita de la duda, pero a su vez, necesita de la confirmación de unos mínimos. No se puede dudar, por ejemplo, de que la tierra sea redonda o de las leyes de la física y, en cualquier caso, no todo el mundo es biólogo o físico como para dudar razonablemente de todo eso.

El espíritu crítico necesita que se conozcan distintas fuentes de información, pero no todas las fuentes tienen el mismo valor. No puede tener el mismo valor la información que ofrece una persona que firma con pseudónimo que la de un medio oficial contrastado. No puede valer igual la opinión de un médico que la de un curandero. Lo mejor es buscar distintas fuentes con cierto prestigio o credibilidad y contrastar la noticia o la afirmación.

Sin embargo, la tarea más ardua que conlleva tener un espíritu crítico no es la duda o la búsqueda de información fidedigna sino la capacidad de análisis que se posea. Ahí es donde no llega la mayoría de personas que presumen de disponer de un espíritu crítico, simplemente, porque analizar la información implica un sobreesfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a realizar o, directamente, no todo el mundo sabe cómo hacerlo.

Es por eso que nos encontramos con gente que termina dejándose llevar por lo que escucha a su alrededor en su búsqueda, fácil e inmediata, de una solución, sin esfuerzo, a su desorientación. Todo ello como consecuencia de sus dudas permanentes que terminan convirtiéndose en desconfianza. Terminan por creer en lo inmediato y lo cercano.

Ese es el motivo por el que las opiniones de barra de bar tienen éxito y por eso la gente que llega a conclusiones absurdas o incongruentes, tienen la desfachatez de presumir de espíritu crítico asociando este a la duda permanente sobre casi todo.

Nos encontramos con inmigrantes latinos que votan a Donald Trump, trabajadores explotados seguidores de VOX, gente que sale a la calle a manifestarse, pervirtiendo la palabra libertad…

Para poder disponer de un espíritu crítico es necesario tener claras unas bases sobre las cuales sustentar las dudas y esas bases se forman, primero, a través de fuentes de información distintas pero fidedignas pero, ante todo, gracias a una capacidad de análisis que se fomenta y se estimula desde la niñez, porque si no es así, se corre el riesgo de convertirse en personas que cambian sus opiniones de un día para otro entrando en completa contradicción, guiados por su desorientación. Terminan, no por dudar de todo y todos, sino por desconfiar de todo y todos. Son, precisamente, ese tipo de personas, las más manipulables y, por tanto, las primeras víctimas de las “fake news”.

Más que de mantener una postura en la que se lleva la contraria a todo, el espíritu crítico requiere de racionalidad, de coherencia, de capacidad de análisis y procesamiento de la información y, en mi opinión, todo eso debería estar más fomentado en las escuelas y en las familias. Oponerse a todo no te hace poseedor de un espíritu crítico, simplemente te convierte en exaltado o desorientado o en buscador de un protagonismo típico de la adolescencia, en que se busca la identidad personal, por eso, esa actitud es propia de mentes inmaduras y/o poco formadas.

Fdo. Diego Bueno

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