El neoliberalismo,
aunque basado en la supremacía del poder económico, no se limita únicamente a
la adoración del mercado como forma política, sino que implica desajustes,
injusticias y, de forma sutil, renuncia a la resistencia. Es por ese motivo que
cuenta con el apoyo y beneplácito de conservadores, reaccionarios y
tradicionalistas.
Desde un punto de
vista educativo y pedagógico, trata de eliminar el pensamiento crítico y la
pedagogía crítica. Cualquier pensamiento crítico o simplemente divergente, será
calificado como subversivo desde esta óptica que, por desgracia para la
cultura, la creatividad, la empatía o la conciencia social, impera a día de hoy
en nuestra sociedad.
En la actualidad,
esa sutileza a la que hacía referencia, toma forma desde varios frentes distintos
y, sin embargo, comunes entre toda la derecha:
-
Criminalización de la juventud. Sabedores
de la fuerza opositora que, históricamente, ha ejercido la gente joven en
contraposición al poder injusto establecido, trata de tirar por tierra, mediante la
creación de una moral conservadora, cualquier actitud irreverente, nueva,
progresista o disruptiva. De esta moral nacen frases como “Lo de antes era
mejor”, “la gente joven a día de hoy no respeta”, “Esos niñatos”, “Se ha
perdido el sentido ético” “Los jóvenes no trabajan ni quieren trabajar” “yo a
tu edad…” etc.
-
Todo está permitido en post de la seguridad.
Saben que el miedo es una gran arma de destrucción del pensamiento crítico así
que aluden constantemente al miedo con objeto de paralizar cualquier forma de
pensamiento cargado de humanidad, compasión y empatía hacia el que es distinto.
De esta manera nacen obsesiones sin fundamento, pero con un alto poder de sugestión, basadas en el miedo, tales como el miedo a los okupas (nadie quiere que ocupen su
casa), el miedo a los extranjeros pobres (no queremos que nos quiten el
empleo), el “todos sentados en clase, callados, homogeneizados, “buenos alumnos”
y respetando la autoridad del profesor (Basado en el miedo a que los jóvenes
nos quiten el poder en el aula). Ejércitos y policías grandes, avanzados y
enaltecidos (no sea que nos ataquen) etc.
-
Definición personal a través de mercancías.
“Tanto tienes, tanto vales” así que, si quieres valer mucho, debes tener mucho.
Ropa de marca, ir a “la última”, empleo de la coletilla de moda, ostentación y,
como poco, conformismo con las baratijas que nos distraen de lo esencial
(baratijas en forma de Smart phones, de debates en torno a la prensa del corazón,
de recetas de cocina, videojuegos, deportes de masas o series de Netflix. El
objetivo es la distracción del personal para que no repare en lo que
verdaderamente importa a nivel social. Al mismo tiempo se fomenta el individualismo como forma
de eliminación de esa conciencia social.
-
La caridad como forma de contrapeso para
saneamiento y sanación de la conciencia individual. Dado que el neoliberalismo
aboga por la reducción del Estado y la no intervención de este para la búsqueda
de justicia social, equidad e igualdad de oportunidades, el ejercicio de la
caridad suele ser habitual en los neoliberales ya que esta es ejercida desde arriba,
de forma individual y por decisión propia, con lo cual queda injustificada la
intervención del estado en el bienestar y justicia ciudadana. “Que cada palo
aguante su vela”, suelen pensar, eso sí, sin decirlo abiertamente, sabedores de
que se trata de un pensamiento políticamente incorrecto. De esta forma, los problemas
de discriminación hacia los colectivos más vulnerables, pasan a ser problemas individuales
que han de ser afrontados de forma individual, con lo cual el individuo
afectado queda fuera de esa moral imperante salvo ocultación o enmascaramiento
del problema, de ahí que suela deducirse que las sociedades neoliberales son
hipócritas por naturaleza. Hablamos de colectivos tales como mujeres víctimas
de acoso o maltrato, enfermos terminales o con enfermedades “poco éticas” como
el alcoholismo, prostitutas, homosexuales, personas con discapacidad, artistas
transgresores e incluso personas que piensan de forma distinta.
-
Economía y empleo. Cualquier acción está
justificada si, supuestamente, mejora la economía o crea empleo. Sueldos bajos
porque eso mejora a las empresas que crean empleo, poca conciencia ecológica en
post de la economía, la industria armamentística crea empleo, hay que mantener
y fomentar tradiciones arcaicas, desfasadas y crueles como “la fiesta” de los
toros porque crean empleo y generan ingresos. Hay miles de ejemplos, pero lo
cierto es que los mensajes simples calan entre la ciudadanía falta de
pensamiento crítico y de análisis de las realidades sin pararse a pensar que
quizás esos mensajes sean falsos o que existen otras alternativas más éticas,
responsables, justas y sociales. Lo cierto es que, por una lógica aplastante, a
nadie beneficia más el hecho de que haya mucho desempleo, que a los
neoliberales, cuyas sociedades se caracterizan por la enorme y cada vez mayor
distancia social entre quienes tienen menos y quienes poseen más riqueza.
-
Religión. Íntimamente ligado al
catolicismo, el neoliberalismo tiene la posibilidad de redimirse de sus pecados
que, curiosamente, atentan contra los preceptos básicos del cristianismo en sus
orígenes. No es de extrañar que una religión basada en la tradición y el poder
de la institución, abrace con felicidad los preceptos neoliberales. A final de
cuentas se trata de establecer una “casta” a la cual, si perteneces, obtienes
recompensa y reconocimiento social. Una casta que aboga por la caridad como
forma de hacer “el bien” y por su presencia forzosa en los ámbitos de mayor
relevancia del estado (educación, ejército, política, monarquía y antiguamente,
incluso sanidad).
Fdo. Diego Bueno
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