La palabra procede de la expresión “All Hallow
Eve” (víspera de Todos los Santos) y su origen está muy relacionado con esta
tradición cristiana, pero también con creencias paganas celtas y romanas que
celebraban el fin de la cosecha y el recuerdo de los familiares difuntos: “el
samhain y el mundus patet.” No obstante, a pesar de que el origen es claramente
cristiano- católico o, al menos, tiene una influencia cristiana indudable,
resulta que cuenta con el rechazo de los “puristas” (siempre los supuestos puristas
dando “porculo” en todo) debido a que la fiesta está adaptada a la sociedad de
consumo estadounidense (que es casi igual que la española a día de hoy). Y digo
yo… que cada cual celebre lo que le de la gana cuando le dé la gana ¿no? Es
más… puestos a celebrar, será siempre mejor pasar un rato divertido con
disfraces relacionados con el terror que pretender el recogimiento y
austeridad, triste y gris, que promulgaba el franquismo (a imagen y semejanza
del propio dictador, tal como suele ser habitual). Pretender que un día
concreto del año, toda la gente se vuelva triste y piense en las personas que
les faltan y recen para que estén en el cielo, me parece propio de tiempos en
que no había libertad de culto y se buscaba tanto la uniformidad de
pensamiento, como una única moral (por supuesto católica) así como unos roles y
preceptos simples, obviando, claramente, la complejidad del ser humano.
Por lo visto, El
origen histórico se remonta al siglo XVIII de la mano del Papa Gregorio III,
que decidió pasar la fiesta el 1 de noviembre para eliminar la celebración
pagana del Año Nuevo Celta, que tenía lugar la noche del 31 de octubre.
Simplemente decir
que me parece lamentable ese desprecio hacia una fiesta que, como poco, hace
pasar a niños y adolescentes, unos días emocionantes y divertidos (por muy importada
de EEUU que sea). Y aun más lamentable me parece que basen ese desprecio en la
defensa de una supuesta tradición que fue impuesta en un contexto de estado sin
derechos básicos y gobernado por el fundamentalismo católico más agrio, triste
y cruel.
Fdo. Diego Bueno
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