HABLEMOS DE… ¿FELIZ
NAVIDAD O FELICES FIESTAS?... ¡POR FIN!
Este caso es un ejemplo clásico y significativo en el que es
necesario dejar constancia de que las palabras importan.
El deseo de feliz navidad es exclusivo para los cristianos por
razones obvias, sin embargo, la fiesta de la navidad existe desde que el mundo
es mundo ya que lo que se celebraba antes del nacimiento de Jesús y del
nacimiento de la religión cristiana, era el solsticio de invierno, es
decir, el momento del año en que hay más horas de oscuridad y, por
consiguiente, a partir del cual, habrá cada vez más horas de luz. Es como el
nacimiento de una esperanza en forma de luz para los días venideros y de ahí
que la iglesia cristiana, con muy buen criterio, cristianizara (tal como ha hecho
siempre) esa celebración. Si había que elegir una fecha para celebrar el
nacimiento “del cristo”, no había una mejor que esta, por a su significación
simbólica y porque, de paso, servía para evangelizar y apoderarse de un festejo más
del pueblo.
Todos los cristianos (salvo los que han sido engañados o siguen
siéndolo) saben perfectamente que no se sabe cuándo nació Jesús (Ni el año, ni
el mes y ni, por supuesto, el día). Fue unos 350 años después de su muerte, cuando decidieron (durante el papado de Julio I y consolidado unos años más
tarde por el papa Liberio) celebrar su nacimiento el 25 de diciembre y fue en
el año 529 cuando el emperador Justiniano emplazó ese día festivo en el
calendario.
Sabido todo esto e igualmente, a sabiendas de que vivimos en
una sociedad multicultural y multirreligiosa, considero que es mucho más
inclusivo desear felices fiestas que feliz navidad ya que la fiesta es válida
para cualquier religión, creencia o no creencia (mal que le pese al diputado de Vox que hizo el ridículo en el parlamento europeo diciendo que había que decir "feliz navidad" por tradición)
En tiempos de la dictadura de Franco, todo era mucho más
sencillo (como si no fuéramos humanos y, por tanto, libres y complejos). Todo
el mundo aceptaba y normalizaba el machismo, la homofobia, la existencia de una
sola religión con su catecismo, los roles perfectamente definidos para hombres y mujeres, así
como lo que había que celebrar y lo que no (quienes hemos vivido el carnaval a
tope, por ejemplo, lo sabemos).
Si bien, la gran mayoría de personas que uno conoce son
buenas personas y desean una feliz navidad con la mejor de las intenciones, hay
un grupo de personas que aun a día de hoy añoran esos tiempos de falta de
libertad y siguen tratando de imponer su moral, sus criterios, sus fiestas o
sus creencias. Para ello usan la excusa de “la tradición” (la suya, la que les
viene bien, por supuesto) o asumen que todo lo que nuestros padres, madres,
abuelos y abuelas nos enseñaron era lo ideal, como si ellos no hubieran sido,
igualmente, manipulados/as por esa iglesia imperialista y manipuladora.
¡Así que ya sabéis! Desde la misma nochebuena, como preludio
del nacimiento del “salvador del mundo”, hasta la epifanía del 6 de enero, como
día en que se muestra a ese mundo la "buena nueva", todo es un invento, una
adaptación de lo que ya antes existía, una cristianización del verdadero origen
de esta festividad.
¡Felices fiestas para todos y todas! ¡Celebrad, cada cual,
lo que os de la gana! Y, ante todo, respetad tanto a los diferentes como a los
iguales. Yo, como ateo, os deseo felices fiestas de corazón y a quienes me deseéis
feliz navidad, os lo agradeceré, como siempre, de la mejor forma y con la mejor
intención.
Fdo. Diego Bueno