sábado, 24 de diciembre de 2022

HABLEMOS DE… ¿FELIZ NAVIDAD O FELICES FIESTAS?... ¡POR FIN!

 


HABLEMOS DE… ¿FELIZ NAVIDAD O FELICES FIESTAS?... ¡POR FIN!

Este caso es un ejemplo clásico y significativo en el que es necesario dejar constancia de que las palabras importan.

El deseo de feliz navidad es exclusivo para los cristianos por razones obvias, sin embargo, la fiesta de la navidad existe desde que el mundo es mundo ya que lo que se celebraba antes del nacimiento de Jesús y del nacimiento de la religión cristiana, era el solsticio de invierno, es decir, el momento del año en que hay más horas de oscuridad y, por consiguiente, a partir del cual, habrá cada vez más horas de luz. Es como el nacimiento de una esperanza en forma de luz para los días venideros y de ahí que la iglesia cristiana, con muy buen criterio, cristianizara (tal como ha hecho siempre) esa celebración. Si había que elegir una fecha para celebrar el nacimiento “del cristo”, no había una mejor que esta, por a su significación simbólica y porque, de paso, servía para evangelizar y apoderarse de un festejo más del pueblo.

Todos los cristianos (salvo los que han sido engañados o siguen siéndolo) saben perfectamente que no se sabe cuándo nació Jesús (Ni el año, ni el mes y ni, por supuesto, el día). Fue unos 350 años después de su muerte, cuando decidieron (durante el papado de Julio I y consolidado unos años más tarde por el papa Liberio) celebrar su nacimiento el 25 de diciembre y fue en el año 529 cuando el emperador Justiniano emplazó ese día festivo en el calendario.

Sabido todo esto e igualmente, a sabiendas de que vivimos en una sociedad multicultural y multirreligiosa, considero que es mucho más inclusivo desear felices fiestas que feliz navidad ya que la fiesta es válida para cualquier religión, creencia o no creencia (mal que le pese al diputado de Vox que hizo el ridículo en el parlamento europeo diciendo que había que decir "feliz navidad" por tradición)

En tiempos de la dictadura de Franco, todo era mucho más sencillo (como si no fuéramos humanos y, por tanto, libres y complejos). Todo el mundo aceptaba y normalizaba el machismo, la homofobia, la existencia de una sola religión con su catecismo, los roles perfectamente definidos para hombres y mujeres, así como lo que había que celebrar y lo que no (quienes hemos vivido el carnaval a tope, por ejemplo, lo sabemos).

Si bien, la gran mayoría de personas que uno conoce son buenas personas y desean una feliz navidad con la mejor de las intenciones, hay un grupo de personas que aun a día de hoy añoran esos tiempos de falta de libertad y siguen tratando de imponer su moral, sus criterios, sus fiestas o sus creencias. Para ello usan la excusa de “la tradición” (la suya, la que les viene bien, por supuesto) o asumen que todo lo que nuestros padres, madres, abuelos y abuelas nos enseñaron era lo ideal, como si ellos no hubieran sido, igualmente, manipulados/as por esa iglesia imperialista y manipuladora.

¡Así que ya sabéis! Desde la misma nochebuena, como preludio del nacimiento del “salvador del mundo”, hasta la epifanía del 6 de enero, como día en que se muestra a ese mundo la "buena nueva", todo es un invento, una adaptación de lo que ya antes existía, una cristianización del verdadero origen de esta festividad.

¡Felices fiestas para todos y todas! ¡Celebrad, cada cual, lo que os de la gana! Y, ante todo, respetad tanto a los diferentes como a los iguales. Yo, como ateo, os deseo felices fiestas de corazón y a quienes me deseéis feliz navidad, os lo agradeceré, como siempre, de la mejor forma y con la mejor intención.

Fdo. Diego Bueno  


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