¡¡HABLEMOS DEL PURISMO Y LOS PURISTAS… POR FIN!!
Absolutamente en todos los órdenes de la vida existen los
conocidos como “puristas”. Víctimas del miedo al cambio, detractores de lo
nuevo o, simplemente, personas que se auto adjudican la potestad para salvaguardar
la esencia o la pureza de algo. Hay que tener pocas luces para encomendarse a
una misión que les conducirá, sin duda, de frustración en frustración, de
desencanto en desencanto, de discusión en discusión para, finalmente ceder ante
lo humano, ante lo inevitable y ante lo correcto.
En el lenguaje sufren porque aparecen nuevos términos o
anglicismos, como si las lenguas no estuvieran vivas, como si no avanzaran en
paralelo a la sociedad que las usa. Finalmente, ellos se rinden y terminan
jugando al “futbol”, haciendo “footing”, usando un “blog” o teniendo problemas
con el “wifi”.
En arquitectura más de lo mismo. Viven en Paris y suben a la
torre Eiffel como símbolo romántico de la ciudad cuando en su momento dijeron
barbaridades por ver esa “mole de hierro sin sentido”, viven en Sevilla y
muestran orgullosos “Las setas” (ese edificio que rompe la estética de la
ciudad) a sus huéspedes extranjeros y los suben a Torre Sevilla (un sacrilegio
que haya algo más alto que la giralda) para que vean una panorámica de la
ciudad. Es la historia de siempre.
En flamenco criticaban a Camarón por innovar. Hoy se ofenden
ante quienes no quieren mantener la “pureza” de Camarón. En carnaval más de lo
mismo.
Los puristas son esa zancadilla que impide avanzar.
En Sevilla, los puristas, se quejan de que se está perdiendo
la esencia, la pureza, que se pierden las costumbres, las tradiciones. ¿Qué
tradiciones? ¿Las que viviste tú? ¿Las que vivió tu bisabuelo?
Se quejan de que ya no existen los “bares de toda la vida”.
¿Te refieres a esos en los que “señores” de edad avanzada, malolientes, a base
de tinto peleón y palillo en boca, escupían en un suelo lleno de papeles y cáscaras
de altramuces o cacahuetes?
¡Ya tu bisabuelo se quejaba de eso, de que tú rompías las
tradiciones!
Y es que los puristas son gente que no ha terminado de
comprender que la esencia humana consiste en el enriquecimiento, en la mezcla.
La mezcla de formas de ver y sentir la vida, de costumbres, de tradiciones. No
entienden que todo avanza y no forzosamente a peor ni mucho menos. Los éxitos
de la humanidad han llegado siempre como fruto de la cooperación. Todos sabemos
que allí donde hay dos o más humanos, hay dos o más formas de ver las cosas, de
sentirlas o de transformarlas. La riqueza de lo humano llega mediante el
intercambio, el enriquecimiento y las ganas de progresar.
Los puristas no comprenden que hay tradiciones que hay que
erradicar porque no van con la moral imperante o, simplemente con los tiempos.
Por mucho que te gustara escribir con una máquina de escribir, hoy en día es
impensable usarla, por mucho que te gustara lavar a mano, no tiene sentido
hacerlo. Estamos rodeados de nuevas herramientas que no solo son nuevas, sino
que además son muchas. Otra cosa bien distinta es que estemos o no preparados
para darle buen uso a las herramientas, pero a nadie se le ocurre prohibir la
venta de cuchillos ante el peligro de que alguien lo use para apuñalar.
Por supuesto, como en todo, la influencia de la religión
cristiano-católica deja su huella también en eso que se entiende como purismo.
El concepto católico de la pureza tiene su máximo exponente en el hecho de que
una mujer concebiera a un hijo sin cometer ningún acto impuro. La pureza de la
virgen María se asienta sobre la idea de que el sexo es algo impuro. Ella,
María, por consiguiente, es pura, no como el resto de mujeres que, para
concebir un hijo o una hija deben cometer el acto impuro del sexo (en los
hombres no hay pureza ni impureza jajaja). Y todo esto, consecuencia del pecado
original en el cual la mujer (ella siempre culpable) se volvió impura.
El día que te conviertas en purista habrás decidido vivir
amargado/a, frustrado/a, anclado/a en el pasado. Un pasado que a tu juicio era
mejor que el presente simplemente porque era el tuyo, en tus mejores años de
vida.
El día que te conviertas en purista habrás renunciado a lo
humano. No digo que toda mezcla sea buena. Digo que la mezcla forma parte de la
esencia humana y de lo mejor de los humanos. Somos seres sociales y sociables.
Nuestro éxito se basa, precisamente, en eso.
Purista: ¡Deja de dar "porculo" y respeta la libertad y las
formas distintas y nuevas de ver y hacer cosas! Como a todo el mundo, te pueden
gustar más o menos, pero apelar a la falta de pureza o de esencia, denota tu
“casposidad”, tu cerrazón de mente, tu falta de empatía y tus pocas ganas de
vivir y respetar a los demás.
Fdo. Diego Bueno
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