Si hay algo que nos indigna a los ciudadanos de a pie, a los
que estamos hasta los cojones de que nos recorten derechos, servicios básicos,
sueldos, prestaciones sociales y calidad
del trabajo es….
Que encima nos tomen por gilipollas y se meen encima de
nosotros.
La reforma de la ley electoral, DISFRAZADA de democracia
tiene como único objetivo gobernar en más ayuntamientos y comunidades.
En España, a diferencia de otros países de la unión europea,
el partido popular aglutina a toda la derecha. A la derecha moderada, a los
liberales, a los reaccionarios, a los franquistas, a los fachas, a la extrema
derecha. A toda la derecha!!.
Por el contrario, la izquierda, está más dividida que nunca
(por definición, dado que la izquierda se basa en ideas, existen tantas
izquierdas como ideas diferentes).
Hay mucha gente que “es” de podemos, o del PSOE, o de
izquierda unida o de “ciudadanos” o de ERC o de Bildu etc.
Sacar rédito político de esa división (tan demócrata como sana
y aconsejable para que toda la ciudadanía esté representada) solo es posible si
se aboga por el bipartidismo.
Al bipartidismo se llega con una ley electoral que no
permita la gobernabilidad a través de acuerdos (concretos o generales)
Sacar de la escena política a los terceros, cuartos o
quintos partidos políticos en número de votos significa dejar sin
representación a un considerable número de ciudadanos que se verían abocados al
“voto útil” que, dada la similitud de ciertas políticas ejercidas por PSOE y PP
pueden llegar a convertirse en voto inútil. Todo ello traería mayor desencanto
y mayor abstención.
España no es como el reino unido o EEUU en que tienen
asumido el bipartidismo.
Aquí, aun y por suerte, hay diferencias entre políticas de
derecha y de izquierda y, concretamente, en la izquierda, hay muchos matices
que hacen diferentes a los partidos.
El presidente Rajoy dijo hace como un año que no se
reformaría la ley electoral salvo con un gran consenso. Hoy se desdice de lo
afirmado (una vez más) para, evidentemente, gobernar allí donde pactos de
izquierda (de esa izquierda que, por suerte, no aglutina todas las opiniones y
discursos) hacen que no gobierne el PP.
Es legal plantear esta reforma.
Pero es inmoral intentar engañarnos una vez más queriendo
hacernos creer que lo que se busca es más democracia cuando la idea es menos
demócrata, menos plural, de menos representatividad y para colmo no se hace con
consenso (tal como dijo) y todo ello buscando el interés electoral.
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