viernes, 25 de julio de 2025

HABLEMOS DE CÓMO MITIGAR EL MIEDO AL CAMBIO... ¡POR FIN!

 


La vida es un constante fluir, una serie ininterrumpida de cambios. Desde el momento en que nacemos, estamos inmersos en un viaje de transformación continua. Algunos cambios son sutiles y casi imperceptibles, como el lento paso de las estaciones. Otros son drásticos y repentinos, como una mudanza a una nueva ciudad, el comienzo de un nuevo trabajo, o la llegada de un nuevo miembro a la familia. Unos cambios nos vienen de improviso mientras que otros los provocamos nosotros mismos.

Estos cambios pueden ser desafiantes, empujándonos fuera de nuestra zona de confort y obligándonos a adaptarnos. A veces nos traen alegría y nuevas oportunidades, mientras que otras veces vienen acompañados de tristeza o incertidumbre. En cualquier caso, todo cambio en nuestras vidas implica una cierta dosis de miedo, es decir, ante una situación nueva, es lógico que estemos un poco alerta. El problema se hace serio cuando ese miedo al cambio nos inmoviliza y nos estanca en una situación que, prolongadamente, nos esté haciendo sentir infelices o simplemente nos aumenta los niveles de ansiedad hasta un punto en que la vida, literalmente, duele.

Para paliar el miedo al cambio, es crucial aceptarlo como parte natural de la vida y desarrollar estrategias para manejar la ansiedad que puede generar. Esto implica identificar las causas del miedo, practicar la aceptación de la incertidumbre, buscar apoyo social y dividir los cambios en pasos más pequeños y manejables. Aquí os traigo unos cuantos consejos para mitigar el miedo al cambio. Si trabajas con estas estrategias, ten por seguro que vas a notar la mejora.

Acepta tus miedos: Reconoce que es normal sentir miedo ante situaciones nuevas. No intentes suprimirlos, sino más bien, acéptalos y date permiso para sentirlos sin que te paralicen.

Identifica las causas: Reflexiona sobre las razones específicas que te generan miedo al cambio. ¿Qué te preocupa? ¿Son miedos basados en experiencias pasadas o en preocupaciones irracionales?

Desglosa el cambio: Si puedes, divide el cambio en pasos más pequeños y manejables. Esto te ayudará a sentir que tienes más control sobre la situación y a adaptarte gradualmente.

Visualiza lo positivo: Enfócate en los resultados positivos del cambio. Visualiza cómo te sentirás al lograr tus objetivos y cómo el cambio puede abrir nuevas oportunidades.

Busca apoyo: Habla con amigos/as, familiares o un/a profesional sobre tus miedos. El apoyo social te ayudará a obtener diferentes perspectivas y a sentirte más seguro/a. Rebusca en el fondo de ti y tras ese ejercicio de introspección, saca con palabras todo lo que llevas dentro. Toda esa carga emocional.  A mí, personalmente, me ha ido muy bien siempre, escribir.

Practica la resiliencia: Fortalece tu capacidad para adaptarte y recuperarte de los desafíos. La meditación, el ejercicio y el cuidado personal te van a ayudar a desarrollar esta habilidad.

Enfrenta tus miedos: A veces, la mejor manera de superar el miedo es enfrentarlo gradualmente. Da pequeños pasos hacia el cambio, incluso si sientes miedo, y celebra tus logros.

Aprende a relajarte: La práctica de técnicas de relajación, como la respiración profunda, te va a venir bien para reducir la ansiedad y mantener la calma ante situaciones de cambio.

Confía en ti: Recuerda que siempre has salido airoso/a de cada cambio que se ha ido produciendo en tu vida. Confía en tu capacidad para adaptarte y superar los desafíos.

Al aplicar estas estrategias y ser paciente contigo mismo/a, iras reduciendo gradualmente tu miedo al cambio. Piensa que en cada cambio reside una oportunidad para crecer, aprender y descubrir nuevas facetas de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Aceptar el cambio, en lugar de resistirlo, nos permite navegar por la vida con mayor resiliencia y aprovechar al máximo cada nueva etapa.

Fdo. Diego Bueno


jueves, 24 de julio de 2025

HABLEMOS DE ¿LO NATURAL ES LO MEJOR?...¡POR FIN!

 


HABLEMOS DE ¿LO NATURAL ES SIEMPRE LO MEJOR?... ¡POR FIN!

Obviamente va a depender de lo que estemos hablando, pero es cierto que, en nuestra sociedad, existe una arraigada tendencia a asociar lo "natural" con lo "bueno", lo "puro" y lo "saludable" por definición. Esta percepción pudiera ser bienintencionada, aunque a menudo vemos que forma parte de campañas publicitarias que solo intentan vender sus productos usando lo “natural” como reclamo y ocultando buena parte de la verdad a los consumidores. Además de eso, ese tipo de campañas dañan nuestra percepción ya que a menudo nos hace tender a simplificar en exceso una realidad mucho más compleja. La naturaleza, en su estado más original, es un ecosistema de equilibrio y “brutalidad”, de belleza y peligro. Lo cierto es que hay innumerables ejemplos de elementos y procesos naturales que son, en el mejor de los casos, mejorables, y en el peor, francamente perjudiciales.

Antes de profundizar, es crucial plantearse: ¿qué consideramos realmente "natural"? La línea divisoria es a menudo borrosa. ¿Es natural un campo de trigo cultivado por el hombre, producto de milenios de selección artificial? ¿O solo lo es el trigo silvestre original? ¿Es natural una ciudad, construida con materiales extraídos de la tierra, o solo un bosque virgen?

A menudo, asumimos como naturales cosas que son el resultado de una profunda intervención humana. La agricultura, por ejemplo, ha transformado drásticamente las especies vegetales y animales para hacerlas más productivas y aptas para el consumo humano. Un plátano moderno, sin semillas y dulce, dista mucho de su ancestro silvestre. De igual modo, muchas razas de perros, aunque "naturales" en el sentido de que son seres vivos, son el resultado de una selección artificial tan intensa que incluso presentan problemas de salud inherentes.

La naturaleza está llena de elementos que, aunque son intrínsecamente "naturales", distan mucho de ser beneficiosos para nosotros:

Tenemos venenos y Toxinas. De hecho, muchas de las sustancias más letales conocidas son de origen natural. Están ahí, en plantas, en animales o en hongos.

Tenemos enfermedades. Gran parte de las enfermedades que han diezmado a la humanidad son "naturales". Infecciones, malformaciones, enfermedades genéticas…. Todas son naturales y sin embargo son perjudiciales para las humanidad, para las plantas o para los animales.

Tenemos desastres Naturales: Terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, huracanes... todos son fenómenos naturales que causan devastación.

Tenemos materiales naturales con limitaciones. Por ejemplo, la madera se pudre y quema. Las fibras naturales son menos resistentes que muchas sintéticas. El hierro natural se oxida…

Respecto a cómo nos afecta eso que llamamos “natural” a los humanos, quisiera hacer hincapié, por lo mucho que nos atañe, en la alimentación ya que, a día de hoy, sabemos que tiene una importancia enorme en nuestra salud y por tanto en nuestra longevidad. Es evidente, a mi modo de ver, que en el ámbito de la alimentación, la creencia de que "natural es siempre mejor" también merece un análisis crítico. Si bien una dieta rica en alimentos integrales es fundamental, el concepto de "natural" en el supermercado dista mucho de la realidad ancestral.

Los cultivos modernos, tanto de frutas como de verduras, han sido seleccionados durante generaciones para características como el tamaño, la dulzura, el aspecto, la resistencia a plagas y una mayor vida útil. Esto, a menudo, ha ido en detrimento de su densidad nutricional comparada con sus ancestros silvestres. Además, la agricultura intensiva puede agotar los suelos, reduciendo el contenido de vitaminas y minerales en los productos así que dadas esas características y dado que los humanos vivimos más años que nunca, a partir de ciertas edades, el cuerpo humano experimenta cambios metabólicos y de absorción que pueden hacer que incluso una dieta "natural" y equilibrada no sea suficiente para cubrir todas las necesidades nutricionales. ¿Por qué ocurre esto?:

Porque hay una disminución de la absorción: Con la edad, la capacidad del intestino para absorber ciertos nutrientes, como la vitamina B12 (esencial para el sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos) o el calcio y la vitamina D (cruciales para la salud ósea), puede disminuir.

Porque hay un aumento de necesidades de ciertos nutrientes como consecuencia de factores como el estrés, ciertas condiciones de salud o el uso de medicamentos. Por ejemplo, las mujeres en edad fértil a menudo requieren suplementos de hierro y ácido fólico. Las personas mayores pueden beneficiarse de suplementos de vitamina D y calcio para prevenir la osteoporosis, o de B12 si su dieta o absorción es deficiente.

En estos casos, los complejos vitamínicos y minerales no son un sustituto de una dieta sana, sino un complemento valioso que puede ayudar a llenar las brechas nutricionales y apoyar la salud óptima, especialmente cuando la "naturalidad" de los alimentos o la capacidad del cuerpo ya no son suficientes.

Precisamente porque lo natural no siempre es lo mejor, la humanidad ha dedicado milenios a desarrollar tecnologías y conocimientos que mejoran nuestra calidad de vida, superando las limitaciones y peligros de la naturaleza y esto se ha producido en todos los campos. Por ejemplo:

En medicina y salud, las vacunas han erradicado enfermedades naturales devastadoras. Los antibióticos combaten infecciones. La cirugía corrige defectos. La higiene previene enfermedades.

En agricultura. la ingeniería genética permite desarrollar cultivos más resistentes y nutritivos. Los fertilizantes y pesticidas han permitido alimentar a una población mundial creciente.

Respecto a materiales, el acero es más resistente que el hierro puro. Los plásticos son ligeros, duraderos y versátiles, superando las propiedades de muchos materiales naturales, Etc.

Las construcciones nos protegen de las inclemencias del tiempo y de los depredadores.

Respecto a transporte y comunicación, aviones, coches y fibra óptica superan las barreras naturales de distancia y geografía.

Conclusión

La fascinación por lo "natural" es comprensible y, en muchos aspectos, beneficiosa, especialmente en la conservación del medio ambiente y la búsqueda de estilos de vida saludables. Sin embargo, es fundamental adoptar una perspectiva crítica. Lo natural no es inherentemente superior o más seguro. La capacidad humana para observar, comprender y mejorar el mundo que nos rodea ha sido la clave de nuestro progreso y bienestar. Reconocer las limitaciones de lo puramente natural nos permite apreciar el valor de la ciencia, la tecnología y la innovación para construir un futuro más seguro, cómodo y próspero.

Fdo Diego Bueno.

 


miércoles, 23 de julio de 2025

HABLEMOS DE LA SOLEDAD DE LOS ADOLESCENTES... ¡POR FIN!

 


HABLEMOS DE LA SOLEDAD DE LOS ADOLESCENTES… ¡POR FIN!

El uso excesivo de pantallas por parte de los jóvenes está generando una preocupación creciente: la falta de adquisición de habilidades sociales esenciales. Estas habilidades solo pueden desarrollarse a través de la interacción personal y relacional, algo que, lamentablemente, se ve cada vez más mermado en la vida diaria de muchos adolescentes.

Es fundamental que tanto en el hogar como en las escuelas se promueva activamente la adquisición de estas competencias. Considero vital trabajar la empatía, incluso si al principio debe ser de forma artificial. Observo con preocupación cómo cada vez más jóvenes muestran actitudes egoístas, utilizan un lenguaje que no considera los sentimientos ajenos y evidencian una marcada tendencia a la soledad.

Esta soledad, en muchos casos, es una consecuencia directa de la carencia de habilidades sociales, lo que termina por aislar a las personas. Y sí, esto también puede considerarse un problema de salud mental, ya que los seres humanos estamos intrínsecamente diseñados para la socialización. Percibo una clara involución en este aspecto al observar a adolescentes que, ante su incapacidad para interactuar con sus semejantes, se refugian en la aparente seguridad de sus smartphones.

Fdo. Diego Bueno


sábado, 12 de julio de 2025

HABLEMOS DE "FACHAPOBRES"... ¡¡POR FIN!!

 

Suele ser gente sin estudios, aunque también los hay con la mente desquiciada y rasgos psicóticos, tipo Don Quijote. Es necesario recordar que leer mucho con mala comprensión lectora es, a veces, incluso peor que no leer. En cualquier caso, el semianalfabetismo es, podríamos decir, una característica bastante común entre los "fachapobres". No es solo que no hayan terminado sus estudios por falta de capacidad, lo cual no es un delito ni mucho menos, sino que, sobre todo, no lo consideran algo importante. De ahí su falta de empeño o constancia por aprender y su incapacidad para entender que estudiar y leer son actividades que abren la mente, permiten adquirir otras perspectivas, manejar más posibilidades y disponer de mayor capacidad de análisis, deducción y procesamiento de la información. Muchos/as hablan de que sus estudios los han llevado a cabo en "la universidad de la vida" e incluso presumen de ello como si eso convalidara o fuera incompatible con los estudios reglados.

Suelen alardear de que son muy trabajadores, y es verdad que suelen serlo. Están dispuestos a trabajar gratis, y en cuanto un compañero o compañera exige sus derechos o se niega a trabajar sin remuneración, ellos son los primeros que recriminan su actitud y los llaman vagos a las primeras de cambio, ganándose así la consabida palmadita en la espalda de sus jefes y la antipatía de sus compañeros/as. Piensan que el verdadero trabajo es físico. Están radicalmente en contra de los sindicatos. Toda la propaganda antisindicalista que despliegan los empresarios (por razones más que obvias) surte efecto, sobre todo, entre los "fachapobres". A los sindicalistas los llaman vividores y aprovechados, aunque todavía no se conoce a ningún "fachapobre" que haya renunciado a alguna de las muchas mejoras que han conseguido los sindicatos o, directamente los trabajadores, mediante medidas de presión como, por ejemplo, huelgas. Trabajen donde trabajen, no suelen hacer huelga jamás. Nunca los verás en ninguna manifestación en favor de sus intereses o de colectivos discriminados. Los chivatos y los pelotas de los jefes son siempre "fachapobres". Se venden barato. Muchos/as envidian al empresario; de hecho, le rinden culto y lo consideran con capacidad superior al resto, así que, por lógica, deben tener privilegios con respecto a los demás. Los "fachapobres" asumen que su estatus social es el que es, que en el mundo siempre ha habido ricos y pobres, y que, al fin y al cabo, tienen suerte de estar trabajando ahí. Esa sensación tiene mucho que ver con su dañada autoestima, probablemente lastimada durante sus años como fracasados escolares, pero también es consecuencia de la educación recibida por su entorno. Son los del "servilismo mamón de las marmotas de Andalucía" que mencionaba el gran Juan Carlos Aragón Q.E.P.D. allá por 1999.

Suelen tener en común el amor por las armas, lo belicoso y la patria. Les encantan las banderas, los desfiles militares y, generalmente, el catolicismo. Suelen ser amantes de las tradiciones que les inculcaron de pequeños, incluidas las que convierten en espectáculo el daño, sufrimiento y asesinato cruel a animales inocentes para regocijo de un público que paga para "disfrutar" de "eso" a lo que, para colmo, llaman "fiesta".

En la distancia corta suelen tener un trato afable, incluso divertido o extrovertido. Viajan poco al extranjero porque "¡como España no hay na!", y cuando lo hacen, en vez de disfrutar de lo que hay en ese lugar, se dedican a comparar con lo que ellos conocen y que es el súmmum. El arraigo es tan enormemente exagerado que les impide disfrutar de todo lo que no sea lo que conocen desde pequeños. Tienden a simplificarlo todo y a generalizar. Si comen una pizza en una de las miles de pizzerías de Roma y no les gusta, son capaces de decir que las pizzas italianas no son para tanto. Y así, todo.

Antes no, pero a día de hoy ya se atreven a opinar de política. Suelen ser ofensivos y pecar de "sincericidio". Solo emplean la mesura para callar, pero cuando hablan son crueles y sacan a relucir toda esa falta de empatía, compasión o tolerancia.

Miran a los inmigrantes desde arriba, como si les estuviéramos haciendo un favor permitiéndoles que vivan y trabajen aquí mientras se aprovechan de la necesidad de la "panchita" que cuida de sus padres por un precio irrisorio en comparación con la labor que desarrolla.

Suelen ser machistas (tanto ellas como ellos). Por su tendencia a simplificarlo todo, en el mundo de los fachapobres solo existen hombres y mujeres. Como mucho, "maricones". No les importa cómo se sientan las personas con identidades LGTBI+.

Las personas con discapacidad son vistas y percibidas por los fachapobres como una desgracia, una carga para sus padres, un "marrón" que les ha tocado a esos padres que quedan condenados a vivir una vida con limitaciones. No son capaces de ver, en la discapacidad, una cuestión social o un aporte positivo de ningún tipo. Incluso, a veces, se quejan de las ayudas que reciben las personas con discapacidad.

Les encanta el cerveceo, las camisas de manga larga cuando quieren ir "bien vestidos", las barbas de varios días y los tatuajes que hacen referencia al honor relacionado con la batalla o la patria.

Sus manipuladores saben perfectamente que para tenerlos de su lado solo tienen que apelar a los sentimientos patrióticos, a sus tradiciones o a todo lo que porte armas (policía, Guardia Civil, ejércitos...), así que los usan para que sean ellos mismos quienes escupan hacia arriba y luchen en contra de sus propios intereses.

Los fachapobres que se vienen arriba ahora que cualquiera puede opinar en redes sociales, consideran que poseen un verdadero espíritu crítico. Sin embargo, para poder tenerlo realmente, es necesario ser capaz de hacer análisis rigurosos, evaluar las evidencias, identificar los sesgos, formular preguntas, considerar múltiples perspectivas, realizar un razonamiento lógico y tener la suficiente humildad como para permitirse la autocorrección. Teniendo en cuenta que muchos de ellos, en el colegio, tenían problemas para hacer la típica redacción de septiembre acerca de cómo había ido el verano o que otros muchos llevan una vida caótica, no es muy probable que sean capaces de poseer un verdadero espíritu crítico.

Nunca los verás en una manifestación contra el maltrato a animales o a las mujeres, o en contra de la guerra, o en manifestaciones para que los empresarios no abusen y cumplan los acuerdos, o para reivindicar cualquier mejora social de los trabajadores como ellos.

Dado que no son ricos, pero sí que son fachas, se indignarán solo cuando sea gente de izquierda quien cometa tropelías, robos, abusos, etc. Apelarán a la honorabilidad, a la honestidad y a los valores, salvo que todas esas tropelías, abusos y robos los cometan gente de derechas y empresarios en general. Son capaces de criticar que un trabajador robe un lápiz y de callar cuando un empresario roba millones de euros, y por supuesto, todo lo que, desde su punto de vista, atente contra la unidad de Españñña merece el peor de los castigos.

Obviamente no todos los “fachapobres” poseen todas estas características, pero todas ellas son propias de “fachapobres”.

Yo no sé discernir si cada vez son más, pero es cierto que cada vez se dejan ver más y que cada vez sienten menos vergüenza por mostrarse públicamente, ya que entre ellos refuerzan su autoestima hasta el punto de que no solo deja de estar dañada, sino que pretenden convertirse en adalides de la nueva tendencia política, social y moral. ¡Apañados estamos!

Fdo. Diego Bueno

miércoles, 9 de julio de 2025

HABLEMOS DE LA VALENTÍA DE HABLAR...¡ POR FIN!

 


HABLEMOS DE LA VALENTÍA DE HABLAR… ¡POR FIN!

¿Por qué afrontar los problemas es mejor que ocultarlos?

Desde nuestra infancia, a muchos de nosotros se nos enseñó a mantener una fachada, a sonreír y a pretender que todo estaba bien, incluso cuando no lo estaba. Formaba parte de una moral social hipócrita basada en los preceptos del cristianismo. Lo que quiera que sea, tienes que serlo, pero ante todo tienes que parecerlo. Nos educaron para ocultar los problemas, no para afrontarlos. Esta enseñanza, aunque quizás bien intencionada para mantener la paz superficial, ha tenido un costo considerable en nuestra salud emocional y en la calidad de nuestras relaciones. Nuestros padres no hablaban de los problemas, no profundizaban, simplemente los dejaban pasar. Pillaban el sofocón, como  mucho, en la inmediatez, sobrepasados por las emociones a veces incontroladas, pero luego, las basuras iban debajo de las alfombras hasta el punto de que a veces las alfombras llegaban a tener tanto desnivel que era inevitable el tropezón.

Obviamente, la premisa de que discutir es mejor que callar no se refiere a fomentar conflictos sin sentido, sino a abogar por la comunicación abierta y honesta. El silencio, a menudo, se convierte en un caldo de cultivo para el resentimiento, la incomprensión y la distancia emocional. Cuando callamos lo que nos molesta, lo que nos duele o lo que necesitamos, estamos negándonos a nosotros mismos y a los demás la oportunidad de resolver la situación. Los problemas no desaparecen por ignorarlos; por el contrario, tienden a crecer y a volverse más complejos con el tiempo.

Decir lo que se siente y por qué actuamos como actuamos es un pilar fundamental para construir relaciones auténticas y duraderas. Imagina una relación donde cada persona asume lo que la otra piensa o siente. Esto lleva a malentendidos constantes y a un ciclo de frustración. En contraste, cuando expresamos nuestras emociones y explicamos el razonamiento detrás de nuestras acciones, estamos invitando a la comprensión y a la empatía. Esto no solo aplica a nuestras relaciones personales, sino también a nuestro entorno laboral y social.

Hacer como si todo estuviera bien, aunque pueda parecer la opción más fácil a corto plazo, es una estrategia insostenible. Esta actitud nos desconecta de nuestra propia realidad emocional y nos impide abordar las causas subyacentes de nuestro malestar. Además, cuando los demás perciben esta falta de autenticidad, la confianza se erosiona. La verdadera conexión se forja, justamente, en la vulnerabilidad, en la capacidad de mostrarnos tal cual somos, con nuestras imperfecciones y nuestros desafíos, con nuestras flaquezas y nuestros miedos, con nuestra percepción de la realidad y nuestra proyección en nuestro actuar.

Afrontar los problemas no es una señal de debilidad, sino de fortaleza y madurez. Requiere coraje para ser honesto con uno mismo y con los demás. Implica la voluntad de escuchar, de negociar y, a veces, de aceptar que no siempre tendremos la razón. Sin embargo, los beneficios superan con creces los miedos iniciales. Al hablar, al expresar, al discutir constructivamente, abrimos la puerta a la resolución, al crecimiento y a relaciones mucho más profundas y significativas.

Es hora de desaprender viejas lecciones y abrazar la valentía de la comunicación. Nuestro bienestar emocional y la salud de nuestras relaciones dependen de ello.

Fdo. Diego Bueno


miércoles, 2 de julio de 2025

HABLEMOS DE: ¿SON RESPETABLES TODAS LAS OPINIONES?... ¡¡POR FIN!!

 

La importancia de la argumentación en las opiniones

Mucha gente cree que todas las opiniones son respetables en aras de la libertad de expresión. Sin embargo, lo que realmente es respetable es el derecho a expresar tu opinión sin sufrir una inquisición. La respetabilidad de las opiniones, lógicamente, depende de su contenido. Existen opiniones estúpidas, blasfemas, injustas, racistas, etc. Muchas de ellas no merecen respeto porque atentan contra los derechos y libertades de las personas o son, directamente, insultos. Este tipo de opiniones no deben ser respetadas por razones muy obvias.

Sin embargo, hay otro motivo fundamental por el cual las opiniones no merecen respeto: la falta de argumentación. Para que tomemos una opinión en serio, debe venir acompañada de la argumentación correspondiente. El problema actual es que enfrentamos una crisis absoluta de argumentación, entre otras cosas, porque estamos perdiendo la capacidad lectora. Observo cómo mucha gente opina sobre cualquier tema sin conocerlo a fondo y sin argumentar. Las nuevas tecnologías nos están acostumbrando a mensajes muy cortos, excelentes para memes, consultas o clips publicitarios, pero no para argumentos. Es importante ser tolerantes y escuchar diferentes puntos de vista, pero no todas las opiniones son respetables en el sentido de ser consideradas válidas o verdaderas. Una opinión basada en algo incierto no puede ser válida ya que su validez depende de la evidencia que la respalda y de su coherencia lógica. Como bien dice José Antonio Marina: “Los argumentos necesitan texto largo y hay una pereza argumental que hace que ya no nos importe el argumento".

Aunque yo lo suscribo completamente, esta frase no es mía. La pronunció D. José Antonio Marina (1939), filósofo, ensayista y pedagogo español. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Valencia, conferenciante y floricultor. Estudió filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y su labor investigadora se ha centrado en el estudio de la inteligencia y, en especial, en los mecanismos de la creatividad artística (sobre todo en el área del lenguaje), científica, tecnológica y económica. Se le considera un exponente de la fenomenología española y ha desarrollado una teoría de la inteligencia que va de la neurología a la ética.

En la escuela y en todos los contextos educativos, creo firmemente que debemos insistir en la necesidad de que cada estudiante no solo se forme una opinión, sino que esa opinión esté fundamentada y tenga argumentos sólidos que la sustenten. Este proceso requiere tiempo, información y una correcta interpretación de la misma.

Es igualmente importante considerar las opiniones argumentadas de quienes piensan diferente, manteniendo una actitud abierta que nos permita cambiar la nuestra si fuera necesario. Todo este proceso nos humaniza, nos ayuda a mantener un cerebro activo y, por tanto, despierto y conectado. Empeñarse en mantener una opinión a pesar de conocer argumentos que la invalidan es un claro signo de inmadurez que, sin duda, pasará factura.

Recuerdo que se solía decir que "una imagen vale más que mil palabras", pero tengo claro que no siempre es así. A veces, los argumentos o las descripciones necesitan más palabras que imágenes y, en cualquier caso, son complementarias.

Fdo. Diego Bueno

Hablemos de los beneficios de escribir…¡¡Por fin!!

  HABLEMOS DE LOS BENEFICIOS DE ESCRIBIR... ¡¡POR FIN!! Dedicar tiempo a la escritura es, sin duda, una de las decisiones más enriquecedor...