HABLEMOS DE SANIDAD PÚBLICA... ¡POR FIN!
¡Imaginemos por un momento la sanidad pública que merecemos!
Hablo de esa que costeamos entre todos, esa que es un derecho
fundamental de la ciudadanía y no un negocio.
Imaginemos que funcionase a pleno rendimiento, que estuviese
bien gestionada, sin listas de espera vergonzosas, sin escatimar en personal
(médicos/as, enfermeros/as, auxiliares) ni en medios técnicos. Una sanidad
donde la atención fuera impecable.
Mi pregunta es simple: ¿quién, en su sano juicio, se haría
un seguro privado?
¡Obviamente, casi nadie! Solo aquellos que busquen lujos
superfluos o una atención hiper-exclusiva. El grueso de la población confiaría
en el sistema público.
Me parece evidente: si la meta final es la privatización de
la sanidad, la ruta más efectiva es el deterioro intencionado del servicio
público.
¿Cómo se orquesta esto? Pues, precisamente, recortando en
personal y en recursos, tal como se observa en las comunidades autónomas
gobernadas por la derecha. Si albergas dudas, los datos, a pesar de sus
intentos por manipularlos (algo que, por supuesto, están haciendo para evitar
el levantamiento popular), siguen estando ahí. Solo se requiere un mínimo de
capacidad crítica para discernir la verdad de la mentira.
Lo que no deja de asombrarme es la actitud del votante de
derechas que no es rico, que a menudo cree a pies juntillas lo que le dicen. Es
incomprensible que, aun padeciendo en carne propia los estragos del
desmantelamiento (citas eternas, diagnósticos tardíos, errores fatales,
mentiras de los responsables sanitarios), no se rebelen contra los gobiernos
autonómicos.
Parece que el miedo a darle la razón a la izquierda pesa más
que su propio bienestar. Hay que ser... ¿ingenuo?, ¿terco? Estamos hablando del
bien más preciado que posee cualquier persona: ¡su salud!
Al final, la consecuencia es que nos vemos forzados a
contratar un seguro privado que, a menudo, apenas cubre “cuatro cosas”. Estos
seguros sirven, sobre todo, para que las consultas privadas estén ahora abarrotadas
y para que los grandes empresarios de este sector se enriquezcan mientras los
ciudadanos pagamos con dinero y salud.
¡HAY QUE SER NECIOS!
Como cualquier empresario, estos, montan un negocio con una
única intención: ganar dinero, ¡Cuanto más, mejor! Lo hacen jugando, insisto,
con lo más importante para todos nosotros ¡nuestra salud!
Se trata de un juego de suma cero donde nosotros siempre
perdemos.
Fdo. Diego Bueno
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