miércoles, 7 de diciembre de 2011

HABLEMOS SOBRE QUÉ SE SIENTE SIENDO PADRE DE UN HIJO “ESPECIAL”… POR FIN!!

 

Mi hijo vino al mundo con un “defecto” de fábrica. Fue durante su fabricación en el seno de su madre, cuando en algún momento, se produjo un error. En realidad no importa mucho el cuándo. A veces nuestros hijos hierran en edad adulta. Lo importante es que nadie, salvo la propia naturaleza, es responsable de tal error. En su caso se trata de la deleción de un trocito (microscópico) de uno de los cromosomas nº 7.

Un error tan minúsculo como fundamental para dotarlo de unas características especiales. Características que son determinantes en su personalidad y en sus circunstancias.

¿Y vosotros?. ¿Y el resto de personas qué tenemos de “diferentes”?. ¿En qué momento ocurrió algo a modo de perturbación que os hace ser diferentes?. Porque, al fin y al cabo… cada uno de nosotros somos diferentes, especiales y únicos. Va siendo hora de que seamos conscientes de ello.

Porque lo cierto es que cuando mi hijo nació, tanto su hermano como nosotros pensamos que era el ser más bonito del universo. Nos iluminó el alma y lo sigue haciendo.

Hubo momentos de mucha confusión. Es más… no teníamos claro qué hacer con el. Hoy día, sin embargo, no sabríamos qué hacer sin el.

Lo que si hemos aprendido es que si mi hijo no fuera como es… no sería el.

El es, simplemente, uno más de la familia.

Posee el don de tocarte el alma, de abrirte los ojos, de parar el tiempo. No es descabellado decir que mi hijo es un ser mágico por todo ello.

Hacer de los demás mejores personas es un don que está al alcance de muy pocos. Y él posee ese don, sin duda.

Además posee otro don. Precisamente el anhelado sueño de todo humano. Mi hijo posee el don de ser feliz. No es ninguna gilipollez ¿eh?. Todos deseamos serlo, todos buscamos la felicidad. Mi hijo no necesita buscarla porque el es feliz y se que lo será mientras viva.

No me negarán que tener un hijo que te asegura la felicidad no es un auténtico tesoro.

Y lo curioso es que irradia su felicidad. Es contagiosa como la risa.

Cierto es que tiene limitaciones. Más limitaciones que las personas que no son como el. Intentamos que esas limitaciones sean las menos posibles. En eso consiste, básicamente, nuestra tarea educadora. Tarea (como todo lo concerniente a educación) de todos. Padres, docentes y sociedad, en general.

Es curioso cómo su llegada supuso conocer de primera mano lo que es el miedo. Miedo total, miedo a lo por venir, miedo al desconocimiento, miedo a la vida. Y sin embargo ese miedo dio paso a una seguridad hasta entonces desconocida ni experimentada en mi vida. Estaremos en deuda con el eternamente. Una forma de “pagar” esa deuda es intentando que sea dueño de su destino en la mayor medida posible.

Sin duda, los padres de niños especiales, somos muy afortunados.

Su sonrisa nos llena de esperanza cada día. Dia a dia. Eso si… en mi caso, mirando el futuro a dos horas vista. No más.

En definitiva… solo el amor da sentido a nuestra existencia. El amor de ahora, de “ya”, el que se fabrica, promueve y demuestra a cada instante, el que se mantiene y crece exponencialmente y de forma proporcional a los segundos que transcurren.

Desde ese punto de vista vamos más que sobrados.

Gracias.

PD- Dedicado a todos los padres de hijos especiales.

Fdo. Diego Bueno

HABLEMOS DEL MAL DE OJO… POR FIN!!

 

Antes que nada… ¿Existe el mal de ojo?

Pues depende del concepto. Debemos saber             qué se entiende por mal de ojo para saber si existe.

No hay un concepto claro y bien definido.

La clave, a mi entender, está en la distancia (física o figurada). En el mal de ojo, inevitablemente, han de existir un emisor y un receptor. Entre ambos hay una distancia o una cercanía. El emisor es quien desea el mal del receptor. Para que el emisor tenga éxito en sus planes debe poseer el deseo de ese mal en la otra persona y, además, el receptor debe permitir que el emisor le haga daño. De esta sencilla lógica se deduce que el mal de ojo desde la distancia es imposible y pertenece al mundo esotérico (caracterizado, básicamente, por el uso de teléfonos que comienzan por la cifra 806) (casualmente jajajajjajaja).

Hablemos pues del mal de ojo en la corta distancia, es decir, el que ejercen personas que, de alguna manera, pueden influir en nosotros.

Cierto es que todos tenemos un poder de influencia, más o menos grande, en las personas con las que tenemos contacto. Cierto es, también, que ese poder de influencia puede usarse para lo bueno y para lo malo. Y cierto es que seguro que alguien ha deseado algo malo para nosotros en algún momento a lo largo de nuestras vidas. También es verdad que hay personas que ejercen una mala influencia en otras. ¿Podría llamarse a eso “mal de ojo”?. Pues no lo sé. Lo que si se es que, en cualquier caso, es nuestra responsabilidad no permitirlo.

Me resulta curioso que se sabe de la existencia del mal de ojo gracias a quien lo padece y jamás por quien lo ejerce. Eso me lleva a pensar que existen, infinitamente más personas que se sienten atacadas que personas atacantes. ¿Por qué ocurre eso?. Básicamente porque cuando una persona es inmadura y/o irresponsable tiene tendencia a no admitir sus errores y justificarlos con causas ajenas (me va mal por culpa de alguien pero no por mí). Es un mecanismo de defensa que nuestro cerebro emplea para no hacernos sentir culpables y míseros, para intentar mantener intacta nuestra autoestima. Y esa defensa se pone en práctica cuando no somos capaces de afrontar las realidades y queremos ocultarlas bajo la alfombra. Pero… no nos olvidemos que por muy oculta que esté y por mucho que eludamos el tema… no deja de ser basura.

Cierto es que existe la buena y la mala suerte. Cierto es que pasamos por rachas. Cierto es que hay personas que parece que están tocadas por una varita mágica que parezca que todo les va de puta madre y otras que parece que atraen a las desgracias. Pero la vida, en ese sentido, es larga y hay tiempo para todo.

¿De quienes nos rodeamos? ¿A quiénes elegimos para que nos acompañen en nuestro camino? ¿De quienes nos deshacemos porque no nos compensa su compañía?

Esa cualidad debe convertirse en virtud. Me refiero a la de saber elegir a nuestros acompañantes.

Fdo. Diego Bueno

miércoles, 26 de octubre de 2011

HABLEMOS DE MIS NUEVOS 10 MANDAMIENTOS… POR FIN!!

 

Supongamos que se pudieran reescribir de nuevo los diez mandamientos que todos conocemos de la religión cristiana.

Tomándolos como indicaciones o reglas a modo de exhortación de obligado cumplimiento por y para todos los humanos yo los expondría de la siguiente forma:

1º- Sin duda, el primero tiene que ver con el amor. El más completo y positivo de todos los sentimientos humanos, el que más influencia ha tenido (junto a la capacidad de adaptación) para que seamos la especie dominante en el planeta. El más reconfortante de todos los sentimientos. Amemos y permitamos ser amados. Entendamos el amor, no solo como el sentimiento de felicidad en la complacencia, ni siquiera como el deseo de bondad hacia los seres amados, sino que, yendo más allá, comprendamos y ejecutemos el AMOR como la necesidad de procurar el bien a los seres amados e incluso a los no amados, sintiendo bienestar y felicidad ya en el mismo trayecto hacia ese bien deseado y procurado. Nada hay más grande ni más humano que eso, ni postura más inteligente que la plena disponibilidad a amar y ser amado. Olvidémonos del sentido egoísta de la posesión. Las personas no se poseen, sino que se ganan. Las personas no sustituyen a otras personas. Cada individuo es único e irrepetible. Seamos capaces de amar en plenitud. Trabajando el amor, dándolo todo y abriéndonos para recibirlo todo. No se ama a quien no se admira. No existen ni las medias naranjas ni los príncipes azules porque aunque en determinados momentos nos lo parezcan, el tiempo incidirá en cada uno de nosotros para hacernos cambiar paulatinamente. Aceptemos que las personas evolucionan y, por tanto, cambian. Creemos lazos que nos mantengan unidos a pesar de los cambios y aceptemos que los cambios pueden romper esos hilos.

2º- Socialicémonos, aún más y respetemos los derechos fundamentales de las personas. Interactuemos. Aprendamos de los demás y enseñemos lo que sabemos. Perpetuemos los conocimientos y las actitudes que nos llevan al éxito. Entendamos otra forma de éxito social basado en la entrega, en la abnegación, en la justicia social. Conozcámonos a nosotros mismos a través de los demás. Respetemos y toleremos a los demás, entendamos sus circunstancias, hagamos gala de valores como la bondad, la nobleza, sensibilidad, ternura, cordialidad, lealtad, longanimidad, dulzura, complacencia, misericordia, piedad o compasión.

Seamos críticos con las formas de actuar negativas y no contribuyamos al engrandecimiento social de quien no lo merece. Rodeémonos de personas dignas de nuestra admiración. Tengamos conciencia y sentido de la justicia social. Ayudemos a los necesitados, a los enfermos, a los niños y a los ancianos, a los débiles de cuerpo y/o mente, no desde nuestra posición dominante, sino desde nuestro sentido del deber, de sus derechos, de la justicia social y del amor. No nos dejemos adoctrinar ni por políticas ni por religiones indemostrables y, en cualquier caso, respetemos cualquier forma de pensar distinta a la nuestra.

3º- Vivamos el presente. Hay vida antes de la muerte. No dejemos para mañana el amor y la belleza que podemos tener y dar hoy. Saquemos partido a cada instante y creemos buenos momentos. Sin necesidad de grandes aspavientos. Mastiquemos toda esa belleza que nos rodea. Seamos conscientes de que la vida se acabará para nosotros y tenemos la obligación y la responsabilidad de dejar un legado mejor que el que recibimos. Ni puta idea de lo que habrá tras la muerte pero lo que sí sabemos es lo que hay antes. Y antes de la muerte hay VIDA.

4º- Cuidemos y eduquemos a la juventud porque ellos son el futuro y el presente. Eduquémoslos en el amor, en el respeto y en la confianza de que serán ellos los que remediarán nuestros errores.

Conociéndonos bien a nosotros debemos saber de la importancia de la educación. La educación lo es todo. La educación en el más amplio y positivo sentido de la palabra. Educación social, educación institucional, educación estatal, educación paternal, familiar etc. Educación en todos los campos, en todas las materias, en todos los órdenes. Confiemos en los jóvenes y démosles las herramientas necesarias para que perpetúen nuestros éxitos y nos superen. Comprendámoslos y aceptemos que no cualquier tiempo pasado fue mejor. Permitámosles que cometan errores. Es lo normal cuando se está en fase de aprendizaje. No dejemos de aprender jamás (es decir… no dejemos de tener un espíritu joven jamás).

5º- Fortalezcámonos. No permitamos que el daño recibido se perpetúe. Todo ello sin mirar a la vida como a una batalla, sino más bien como un paseo interactivo de extraordinaria belleza. Seamos capaces de superar los malos momentos, los desengaños, las frustraciones y las decepciones. No esperemos de los demás más de lo que nosotros no podemos ofrecer. Seamos sensatos, coherentes y razonables. Digámosle adiós al miedo. Ese es el gran enemigo, el que nos maniata, el que nos impide ver, el que nos hace defendernos antes de ser atacados y, por tanto… atacar.

6º- Controlemos el tiempo. Aprendamos a tener una concepción del tiempo más geológica. Menos guiada por nuestras fugaces vidas. Solo así actuaremos a largos plazos, que son los plazos en los que se mueve nuestro mundo, nuestro planeta. Solo así tendremos conciencia ecológica. Solo así podremos dejar un mundo mejor a nuestros hijos y unos hijos mejores a nuestro mundo. Tengamos amplitud de miras. Elijamos bien los momentos para las ocasiones. Hagámonos maestros en el dominio de los tiempos en todos los órdenes de la vida. Confiemos más en el tiempo como forma de hacer realidad utopías maravillosas e idealizadas (como nos lleva demostrando nuestra propia historia desde siempre).

7º- Hagamos obligatorio el aprendizaje emocional para que aprendamos a controlar nuestro odio, nuestra ira, nuestra rabia y nuestros miedos. Hagámonos expertos en inteligencia emocional. Coloquemos correctamente cada cosa en su verdadera escala de valores. Demos importancia a lo que la tiene y viceversa. Aprendamos a sonreír más frecuentemente y, por tanto, a propagar las ganas de vivir y ser. Aprendamos a interpretar sentimientos humanos y hagamos de la comunicación nuestra mayor y mejor herramienta para transmitir y recibir información. Sin tener que adivinar, sin dejar nada en el aire. Sabiendo donde estamos y con quienes, sabremos el por qué.

8º- Aceptemos que la intuición es una fuente de conocimiento tan válida como la razón. Generalmente tomamos nuestras miles de decisiones de forma instintiva para que luego sea la razón la que explique o la que justifique nuestra forma de actuar. Dejemos actuar a nuestros instintos porque ellos nos humanizan tanto como la represión. Reprimamos únicamente aquellos instintos que causan algún tipo de mal a alguien o a nosotros mismos. Aceptemos que somos humanos y, por tanto, imperfectos, así como que paulatinamente nos encontramos en el camino de la perfección. Sepamos que esta jamás llegará pero que el margen de mejora es extraordinariamente amplio y apasionante. Sintamos con pasión y hagamos de la pasión nuestra herramienta hacia la consecución de objetivos alcanzables. Sin pasión no hay vida.

9º- Que no se nos escape toda la belleza que nos rodea. La belleza es la ausencia de dolor y, por tanto, no hay dolor con belleza. Tenemos la posibilidad y la obligación de crear belleza. Que no se nos olviden los distintos verdes de las hojas de los árboles, el azul del mar o los distintos tonos rojizos del sol. Deberíamos crear ciudades que no renieguen de la naturaleza. Captemos la belleza de las personas. Las miradas, las sonrisas, los gestos que nos emocionan. Dejémonos seducir por la belleza en toda su plenitud. Que sea obligatorio el arte. Que sea obligatorio aprender a apreciar la música, la pintura etc. Que sea obligatorio enumerar y comunicar lo bello que hay en cada uno de nosotros. Al descubierto, sin apariencias, sin necesidad de máscaras que oculten y modifiquen lo que quisiéramos que los demás no vieran en nosotros.

10º Encontremos la felicidad en la antesala de la felicidad. No es objetivo, sino consecuencia.

No busquemos la felicidad. Encontrémosla por el camino. Apreciemos lo que tenemos. Sin conformismo pero valorándolo todo en su justa medida. Aspiremos a más siempre pero aprendamos a no frustrarnos si los objetivos tardan. Aceptemos las cosas como vienen. No demos la espalda a los problemas. Aceptemos a nuestros hijos intentando no transmitirles nuestros miedos y nuestras frustraciones. Aceptemos que el amor de pareja puede acabarse. No retengamos a nadie a nuestro lado si ese alguien quiere huir. Aceptemos que hay personas más capaces de dar amor que otras. Aceptemos que el amor es completamente libre y a veces ingobernable. Aprendamos a sonreír y a provocar sonrisas más frecuentemente. Si encontramos actos o formas de actuar que nos hacen felices a nosotros y/o a los demás… repitámoslos cuantas veces sea y cuanto más mejor. No escatimemos en buenos momentos. Sintamos la felicidad de hacer felices a los demás. La imaginación humana es nuestro mejor don junto con la capacidad de esfuerzo y adaptación. Saquémosle todo el partido a nuestro cerebro.

Todos hemos jugado a ser dios en alguna ocasión. Precisamente porque no creo en dios, me creo en el derecho de hacer lo que han hecho otros hombres a lo largo de la historia, es decir… escribir diez mandamientos que, más que mandamientos yo los llamaría indicaciones o reglas de obligado cumplimiento. Eso si… sin castigo alguno para los que no deseen cumplirlas ni premios más allá de lo reconfortante que sea seguir estos pasos.

Fdo. Diego Bueno

 

lunes, 6 de junio de 2011

HABLEMOS DE MIS CONSEJOS SOBRE TÉCNICAS DE ESTUDIO…POR FIN!!

 

1.      Importante es la mentalización. En verdad no es más que una aceptación de la realidad. La realidad es que tienes que estudiar. Puede que no te guste, que requiera un esfuerzo que te cueste realizar, que no le encuentres utilidad o, simplemente que, ante la realidad de tener que afrontar los exámenes, decidas mirar a otro lado. Sea como fuere, debes saber que la decisión errónea hará que esa realidad caiga sobre ti y te aplastará con más virulencia y más daño a tu propio ego.

Dicho de otra forma… acepta la idea de que debes estudiar. Y ya que has de estudiar… Hazlo! Y Hazlo bien!!

Es signo de madurez aceptar las cosas como son y, desde ahí, intentar mejorarlas.

2.      Gestión del tiempo que empleamos en estudiar.

·         Dedica más tiempo a lo inmediato

·         Dedica más tiempo a aquellas asignaturas o materias en las que tienes más dificultades

·         Puedes elaborarte esquemas que te faciliten la visión objetiva de tus propias dificultades para así poder escoger con buen criterio a qué le vas a dedicar tiempo de estudio. Recuerda que a la hora de priorizar debes anteponer lo inmediato. Lo demás puede esperar.

·         El tiempo de estudio debe ser productivo. Mirar el libro pero estar, realmente, en otro sitio, no solo no sirve de nada, sino que es cansino. Intenta no auto engañarte pensando que has dedicado mucho tiempo a estudiar cuando tú sabes perfectamente que, en realidad has dedicado mucho menos tiempo.

3.      Estudiar es nuestra obligación. Es bueno que te lo tomes como un trabajo. Ya, ya sé que no está remunerado, pero lo estará. Y no solo con dinero.

Debes entender que no estudias para tus padres o para demostrar nada a nadie. Estudias por y para ti. Piensa que el estudio no solo te capacitará para una futura profesión o para acceder a la universidad. Estudiar tiene una utilidad mucho más sutil pero también más valiosa. Estudiar… abre la mente, nos hace más independientes, autosuficientes y nos da, sobre todo, libertad. Dado que la libertad es la capacidad de elección que poseemos las personas… difícilmente podrás elegir correctamente si no posees un amplio abanico de posibilidades. Estudiar te ayudará a conocer, a realizarte y a ponerte en el lugar de los demás en cada una de las miles de decisiones que debemos tomar en la vida diaria. Te ayudará a entender el mundo en el que vives y, desde ahí, a conocerte, auto realizarte y alcanzar plenitud.

En definitiva… poseerás una valiosa herramienta para hacerte feliz y te dará la posibilidad de conocer cómo usar esa herramienta de forma correcta.

4.      Organización. Es importante tener las ideas claras. Organiza tu tiempo de estudio partiendo del conocimiento de ti mismo/a. Tú, mejor que nadie, conoces tus necesidades, conoces tu cuerpo, tus capacidades. Tú conoces tus debilidades también. Organiza tu tiempo de estudio en función de ti. Organiza los temas repartiendo los tiempos.

5.      Dedica más tiempo y esfuerzo a aquello que pienses que pueden preguntarte en el examen. Recuerda dónde hizo hincapié el profesor, recuerda en qué insistió más. Da prioridad a los apuntes sobre el libro.

6.      A la hora de enfrentarte a un texto debes dar una serie de pasos :

·         Pre-lectura o lectura exploratoria: que consiste en hacer una primera lectura rápida para enterarte de qué se trata.

·         Centra la atención en lo que estás leyendo, sin interrumpir la lectura con preocupaciones ajenas al libro.
Ten Constancia. El trabajo intelectual requiere repetición e insistencia.

·         Esfuérzate por entender lo que lees.

·         Subraya lo más importante.

·         Puede que seas de las personas a las que les va bien escribir lo que estudias. Si es así, hazlo.

·         Haz un resumen usando tu propio vocabulario (el cual debe ser variado, por supuesto, entendible y fiel a la realidad). Una especie de redacción.

·         Haz un esquema. Es la expresión gráfica del subrayado que contiene de forma sintetizada las ideas principales, las ideas secundarias y los detalles del texto

7.      Te ayudará a memorizar poner los 5 sentidos cuando memorizas. Lo de los 5 sentidos lo digo literalmente (incluyendo oído, sabor, gusto y olfato). Aun hoy día recuerdo a qué olía la tabla periódica de elementos, por ejemplo. Quédate con palabras clave que den paso a textos más complejos. Si memorizas los puntos clave del esquema, lo demás vendrá solo. Existen técnicas de memorización que encontrarás en internet.

8.      Tanto para estudiar como para hacer el examen, es importante la capacidad de concentración. Hay que aprender a gestionar la atención. Centrarnos en una sola cosa y abstraernos de todo lo demás. Trabájalo en casa. Gánale la partida a los estímulos exteriores y auto convéncete de tu fortaleza mental.

9.      Confía en tus capacidades. Eres mucho más fuerte de lo que crees. Auto anímate. Quiérete, estimúlate. Observa cómo actúan los grandes deportistas y comprobarás que no solo es necesaria la técnica, la fuerza o la táctica. Es fundamental, también, la fe, la capacidad de esfuerzo, la buena gestión de recursos, la confianza, el optimismo, la auto superación realista, el espíritu ganador que te hace sacar lo mejor de ti en los momentos más comprometidos, saber darlo todo bajo la mayor presión, el temple, la pasión mezclada con el control. Recuerda que controlar las emociones no significa no tenerlas.

10.  Elige bien qué preguntas, del examen, contestarás antes. Es mejor contestar antes lo que se sabe bien. Gestiona bien el tiempo de examen. Quizás sea mejor contestar más escuetamente una pregunta que dominas bien, con tal de contestar todas las preguntas. En las respuestas conviene ser precisos, destacando las ideas principales y dando los detalles necesarios: hay que demostrar que se domina la materia. No se debe divagar, decir obviedades, dar información de escaso interés. No inventes respuestas. No cometas faltas de ortografía. Si tienes dudas en cómo se escribe una palabra, elige otra que sea sinónimo.

11.  Intenta entender a tu profesor. Averigua qué quiere que contestes.

12.  Antes del examen viene muy bien practicar algún ejercicio de respiración- relajación.

13.  Es mejor levantarse temprano para estudiar, que acostarse tarde estudiando.

14.  Si, cuando estás estudiando, te sientes embotado/a, atascado/a, es mejor que te levantes, cojas aire, respires y pienses, durante esa parada, en cosas agradables que no tengan nada que ver con lo que estudias o tu situación como estudiante agobiado/a por los exámenes. Bebe agua. Cuanta más, mejor.

Dedicado a todos los estudiantes que en este mes de Junio se sienten frustrados, agobiados o impotentes ante los exámenes finales que se avecinan.

domingo, 22 de mayo de 2011

HABLEMOS DE POLÍTICA… POR FIN!!

 

Me hace gracia cuando el personal dice eso de… “Yo de política no entiendo” o “Yo soy apolítico/a” o “Me da igual quien gobierne. Todos son iguales”.

Me parece lamentable.

¿Cómo podéis estar tan ciegos como para no daros cuenta de que la política nos influye a todos? (Porque luego, a la hora de reclamar y quejarse, soléis ser los primeros). En lo que menos influye, dado que vivimos inmersos en un sistema capitalista, es en la economía (ahí, el mercado establece su propia ley)

La política es infinitamente más que los cotilleos con los que nos bombardean los medios de comunicación (que si fulanito ha dicho que menganito es corrupto, que si escondo tal error y resalto tal virtud para buscar votos…)

Política son las medidas y proyectos para mejorar la vida diaria de los ciudadanos.

Como decía Aristóteles, “El hombre es un animal político”. O lo que es lo mismo… la política es intrínseca a la condición humana (otra cosa es que no se aprecie o que se desprecie) y, por tanto, nadie puede permanecer al margen de la política.

Lo quieras o no, vas a ser gobernado por políticos y ellos tomarán (lo quieras o no) medidas que te afectarán de alguna forma. ¿Qué menos que participar en la elección de los políticos que van a representarte? Porque, no os olvidéis que esos que nos gobiernan son una representación de nuestra sociedad. Lanzarles todo tipo de improperios es escupir hacia arriba. ¿Qué hay que ser exigentes? Por supuesto. Claro que hay que serlo, claro que hay que denunciar lo que está mal, claro que hay que salir a la calle a protestar (¿Cuántos de los que os quejáis ahora, estuvisteis en la calle en la pasada huelga general?) pero debemos saber dónde estamos, de dónde venimos y qué queremos.  Mientras no se demuestre lo contrario, la democracia es el sistema político menos malo (al menos, el más justo) y bastante costó instaurarlo tras 40 años de represión como para tirarlo todo por la borda gracias al desprestigio al que se ve sometida la clase política por culpa de 4 ladrones y otros 4 incitadores que buscan, precisamente eso, el desencanto.  Campo abonado para la instauración de corrientes de pensamiento que ya la historia ha demostrado desastrosas.

Es indignante observar y comprobar cómo nos indignamos ante hechos, a todas luces, banales y, sin embargo, no salimos a la calle a reclamar justicia social o igualdad de oportunidades. Recuerdo que cuando los que ya no cumpliremos los 40 veíamos esas series estadounidenses en las que la gente vivía en la opulencia y ponía el grito en el cielo ante acontecimientos banales, nos sorprendíamos. Hoy día hemos conseguido ser iguales que ellos. Y eso está muy bien porque es signo de progreso pero… tengamos los pies en el suelo y seamos lo suficientemente inteligente para desgranar entre tanta confusión originada, por una parte, por nuestra opulencia (que nos distrae con baratijas similares a los espejos que les regalaban a los indígenas expoliados y conquistados) y por otra parte por nuestra ceguera. Creo que deberíamos mirar al mundo y situarnos. Creo que deberíamos valorar lo que tenemos y conseguir ser más de lo que somos. Creo que no deberíamos olvidar nuestra historia. Buena parte del éxito educativo radica en hacerles ver a las generaciones que nos siguen, todo lo que tuvieron que padecer las generaciones que nos precedieron. La democracia real (esa por la que aboga toda esa gente que se manifiesta en las principales ciudades de España en estos momentos) implica participación y, por tanto, responsabilidad. Me alegra saber que hay gente dispuesta a tomar la calle para reivindicar derechos (ya era hora de que los estudiantes se movilizaran para algo más que para las botellonas) pero la conclusión de esas movilizaciones por el desencanto jamás debería ser la no participación en las elecciones.

¿Qué hay políticos corruptos? Pues claro! Porque si bien es cierto que el político ha de, al menos, parecer honrado, también lo es que el ocupar cargos de poder puede hacer que las personas (como humanos que somos) terminemos por usar la política para favorecernos egoístamente. ¿En qué colectivo no hay corrupción? Es más… no me cabe duda que muchos de los que muestran su indignación ante la corrupción, serían igualmente corruptos de ocupar un cargo político en algún ayuntamiento. La corrupción no es un problema de la política, sino de la sociedad en general y los políticos (no lo olvides) son una representación de la sociedad.  Miraos, si no,  a vosotros  mismos y sacad conclusiones reales.

Mucho me temo que, a pesar de que estos comicios son para las alcaldías, van a haber unos porcentajes de abstención tan elevados que nos vamos a ver gobernados por alcaldes de derecha (con lo que ello supone) ya que si hay algo loable en la derecha es su fidelidad en el voto y su conciencia de que, precisamente el voto, es el arma que se tiene para cambiar las cosas. La izquierda se ha caracterizado, históricamente, por la pasividad, cuando las cosas van bien (La izquierda solo actúa ante la indignación general en momentos concretos) (Como tras el 11M, por ejemplo). De eso se deduce… o que las cosas, verdaderamente, van bien (Léase mi artículo sobre la crisis), o que el desencanto reconducido ha obtenido sus frutos.

Fdo. Diego Bueno

viernes, 15 de abril de 2011

HABLEMOS DE “ENFERMEDAD SOCIAL”… POR FIN!!

 Se suele escuchar o leer, con relativa frecuencia, eso de que “esta” sociedad está enferma.

Se utiliza para ello un tono de desprecio, de lamento, de desencanto, de desesperanza.
Como si en el pasado no lo hubiera estado. Como si existiera o haya existido alguna sociedad completamente sana.
Todas las sociedades carecen de una salubridad total. Absolutamente todas. Lo que las diferencia son las enfermedades que afloran en el momento. Los síntomas del mal social no son más que el reflejo de los síntomas de cada uno de los individuos que componen esa sociedad.
¿Es necesario que recuerde que hace siglos se aceptaba como “normal” las ejecuciones públicas? ¿O que hace solo 40 años fue nº 1 en ventas una canción del dúo dinámico titulada “15 años tiene mi amor”? ¿O que la figura del “tonto del pueblo” (víctima de todo tipo de burlas, menosprecio o vejaciones) era algo comúnmente aceptado socialmente?
¿Acaso esas sociedades eran sanas?
Es evidente que en nuestra sociedad actual hay varias enfermedades. Generalmente tienen como factor común el individualismo (con su carga de egoísmo implícita). La inmediatez, el escaso apego a personas y cosas, el culto al cuerpo como forma de éxito social o la exaltación de la autenticidad (anteponiéndola a valores como la compasión, las buenas formas o la bondad).
Paradójicamente, y haciendo uso de ese individualismo, es donde pueden estar esos remedios que ayuden a paliar esas enfermedades mencionadas, ya que solo desde la individualidad es posible (hoy día y gracias a la libertad de información) sanear al conjunto de individuos que conforman la sociedad.
Creo que todo el mundo coincide en que existen las llamadas enfermedades sociales y en que debemos actuar. En lo que no hay consenso, por parte de las familias, es en la forma de hacerlo. Y cuando surgen este tipo de interrogantes, siempre, me pregunto…. ¿Por qué no hacer caso a lo que dicen los expertos?
Porque lo cierto es que, desde el punto de vista científico, si que hay una serie de pautas a seguir y medidas a tomar, tanto de forma individual como por parte de los gobiernos, en materia de educación.
Existen innumerables investigaciones, desde el punto de vista psicológico, neurológico y social, destinadas a entender por qué los humanos actuamos como lo hacemos, por qué adoptamos ciertas conductas y, sobre todo, si existe la posibilidad de cambiar dichas conductas o conceptos. Es, también, paradójico que los expertos lleguen a conclusiones aceptadas de forma unánime y que, sin embargo, dichas conclusiones no cuenten con el respaldo suficiente por parte de cada uno de nosotros ni de los gobiernos que nos representan.
Existe, en ese sentido, una hipocresía y una falta de sensibilización por parte de todos ya que, por una parte nos quejamos y por otra no estamos dispuestos a aceptar tomar las medidas adecuadas
Ese es el quid de la cuestión, a mi entender.
¿No nos jactamos de decir que amamos a nuestros hijos? ¿No estamos de acuerdo con que debemos dejarles un mundo mejor tras nuestra ausencia? Pues eso, que no es más que un acto de amor debería ir refrendado por acciones. El amor siempre implica acción y esfuerzo. Las buenas palabras no son más que eso. Palabras que sirven para “quedar bien”.
Por tanto, y metiendo el dedo en la llaga, no tengo más remedio que deciros que es nuestra obligación como padres y como parte activa de esta sociedad, estar lo más al tanto posible de las investigaciones, que en materia de educación, se llevan a cabo y, sobre todo, de las conclusiones de dichas investigaciones y que es también nuestra obligación, intentar poner en práctica los consejos en materia de educación. No solo los profesionales estamos obligados a ello, sino también los padres. No considero que sea una tarea tan difícil, gracias a los medios de comunicación con los que contamos. Y en cualquier caso no cabe rebatir normas de conducta, sistemas de aprendizaje, técnicas de formación etc. que han sido unánimemente aceptadas por expertos.
¿Qué hay mucho que investigar? Por supuesto que si. Pero mientras tanto, si queremos una sociedad más sana debemos seguir las indicaciones de quienes han estudiado los comportamientos humanos, tan imperfectos por naturaleza como mejorables.
Uno de los grandes objetivos (dado que vivimos en la opulencia y podemos conseguirlo casi todo sin demasiado esfuerzo) es conseguir que nuestros hijos piensen, que mediten, que se pongan en el lugar de todos, que puedan ver las cosas desde distintos puntos de vista, que, en definitiva, barajen posibilidades. Y existen técnicas encaminadas a conseguir dicho objetivo. Entendiendo la libertad como la capacidad de elección que tenemos las personas, se hace imprescindible disponer de un amplio abanico de posibilidades entre las que elegir. Eso nos hará más libres y, sin duda, mejores personas. Eso, a su vez, hará de la nuestra, o la de ellos, una sociedad más sana.
En esta ocasión creo que he conseguido ser más escueto (me soléis criticar que soy demasiado extenso y que por eso algunos no me leéis). Queda abierto el debate.

Fdo. Diego Bueno 

jueves, 31 de marzo de 2011

HABLEMOS DE ¿ES BUENO GOLPEAR A UN NIÑO?... POR FIN!!

 

A que planteado así (usando el verbo golpear) la respuesta es más fácil? (eso espero).

Vamos a aclarar las cosas y a llamar a las cosas por su nombre, por favor.

¿Dar un cachete en el culo?, ¿Dar un zopapo?, ¿Una colleja, quizás?. Señoras y señores!!. Todo eso es GOLPEAR. Golpear es dar golpes. Y golpear (lo queráis ver o no) es un acto de violencia. Estamos hartos de oír que la violencia no es buena, que hay mucha violencia etc. Y… resulta que los que estáis de acuerdo con GOLPEAR a un niño usáis la violencia. Por cierto… ¿Con qué finalidad?. Espero que nadie crea que un golpe es un acto educativo. Ya conocéis la típica frase esa de “una torta a tiempo… le habría venido bien y de esa forma este chico no se les habría ido de las manos”, o..."A mi me hace eso mi hijo y le doy una hostia..."

¿Realmente pensáis que una torta (o muchas) habría hecho que ese adolescente hubiera sido mejor chico o hubiera estado mejor educado?. Espero que vuestra ignorancia no llegue a esos límites pero por si acaso hay alguien de los que me leéis que, realmente piense que eso es así, solo decirle que las estadísticas (reales como la vida misma) nos dicen que las personas más violentas son las que han sido víctimas de un trato violento. Y visto por pasiva… aquellos que estáis de acuerdo en golpear a vuestros hijos (os valéis de vuestra mayor fuerza física, cobardes!) seguro que fuisteis golpeados por vuestros padres y, como ya deberíais saber, la violencia genera violencia y es una conducta aprendida. El serhumano nace con una violencia intrínseca (justificada por el instinto de supervivencia) que hoy día tiene menos sentido y, sobre todo, que es posible reconducir (educar).

Los que usáis el golpe contra vuestros hijos, lo único que hacéis es demostrar vuestra incompetencia como educadores (lo cual no es un delito. El delito está en no poner más de vuestra parte para ser más competentes y, muy al contrario, limitaros a lo fácil, es decir, golpear al que no puede defenderse). Demostráis también que no tenéis dominio de vuestras emociones y un escaso autocontrol (tener dominio de las emociones no es no tener emociones y ser frío como el hielo, sino controlarlas. Aclaro para los que me creáis frío).  Demostráis falta de recursos y demostráis que un acto de violencia, cobardía y nada educativo puede ser disfrazado con mil expresiones distintas y obtener el beneplácito del resto de padres violentos para ocultar la verdad.

Y ahora… vamos!. Hacedme las típicas preguntitas o planteadme los típicos problemas.

· 1ª cuestión que me podríais plantear: “Es que hay niños y niños” (diría alguno).

Respuesta. Pues claro que hay niños y niños. Al igual que hay padres y padres. Dicho de otro modo… los niños son lo que son los padres, así que no me vengas con gilipolleces. Los niños no los regalan en las tómbolas. Somos nosotros los que les ayudamos a ser como son (en lo bueno y en lo malo) y si por lo que sea no estás haciendo lo debido…¿Lo resuelves con golpes? Recuerda que pegar a tu hijo es pegarte a ti (solo que el golpe se lo lleva el, claro)

·2ª cuestión que me podríais plantear: “Por que se le de un cachete alguna vez, tampoco va a coger un trauma”. Solo faltaría eso. Que golpearais por norma. Por supuesto que no se va a traumatizar, pero… recuerda que el golpe JAMÁS es educativo (no lo digo yo. Lo dice cualquier especialista del mundo)

· 3ª cuestión: “Los padres también tenemos derecho a perder los nervios". Por supuesto que si, pero debemos ser conscientes de que es un error perder los nervios y, al igual que tenemos  el derecho a perderlos, también tenemos la obligación de mejorar y rectificar.

· 4ª cuestión: "¿Tu no has pegado nunca?. Si. Que yo recuerde, una vez di un empujón a Sergio y en otra ocasión di unos golpes en el culo a David. Y me arrepiento de haberlo hecho y me prometí no volver a hacerlo. Y hasta ahora meh ha ido bien. Quienes conozcáis a mis hijos sabréis de qué hablo.

· 5ª cuestión: "Se sabe que aun existe debate en EEUU, por ejemplo, acerca de la conveniencia o no del uso de los golpes con caracter educativo". Sin comentarios. Paso de hablar de un país que ha hecho de la violencia una forma de vida desde que se creó como tal.

· 6ª cuestión: "Pues yo he dado una torta a mi hijo alguna vez y me ha dado resultado y no por ello lo quiero menos". ¿Resultado?. Qué resultado buscabas?. Probablemente buscabas el cumplimiento de una orden deforma inmediata (probablemente tras habérselo dicho de mil formas distintas) o la "venganza"

Fdo. Diego Bueno

 

sábado, 5 de marzo de 2011

HABLEMOS DE LA GENERACIÓN “NINI”… POR FIN!!

 

Denostada, criticada y malentendida, no hacemos más que contemplar, con asombro, a esta generación de jóvenes que posee unas características muy particulares.

Como si hubieran crecido a nuestras espaldas. Como si nosotros (sus padres) fuéramos, únicamente, sus víctimas. Como si su conducta, sus hábitos, su moral (que tenerla, la tienen) y su forma de vida, además de ajena a nosotros, no fuera responsabilidad nuestra.

Pues siento deciros que no deberíamos engañarnos. No deberíamos pensar que toda la “culpa” es de ellos como si nosotros y nuestra forma de educarlos no influyera en que sean como son.

Lo siento señores!! Pero… los responsables de que exista esta generación de jóvenes, en la que los “ninis” ocupan el lugar mas significativo, (ya se sabe que toda generalización acarrea injusticias) no somos más que nosotros (padres, educadores y la sociedad, en general)

Como suelo hacer siempre, no tengo más remedio que volver a remitirme a tiempos pasados (para saber lo que somos es necesario saber de donde venimos). Somos el paso intermedio entre dos generaciones radicalmente opuestas. Por una parte nuestros padres fueron víctimas de un régimen represor en todos los aspectos. Por otra parte, nuestros hijos padecen nuestras ansias de libertad tras esa represión. También venimos de una cultura en la que para conseguir algo había que ganárselo (debido a que había enormes carencias y no era fácil disfrutar de comodidades) (entonces no había tiendas de chinos, por ejemplo) y de pronto nos vimos abordados por una ola de opulencia, posibilidades, medios, riqueza y prosperidad.  

Me consta que hay mucha gente que añora el concepto de educación de tiempos pasados (“esto antes no se consentía” suelen decir). Y yo digo que no sería tan buena esa forma de educar cuando nosotros (los educados a la antigua) estamos criando a niños y jóvenes que son calificados como “ninis” en el sentido más peyorativo.

Les damos todo aquello que nosotros no tuvimos. Pensamos que dando mucho les hacemos un favor. Queremos que accedan de forma fácil y rápida a todos esos bienes a los que nosotros no pudimos acceder. Damos especial importancia a que sean nuestros hijos los que elijan (cuando resulta que, precisamente por sobreprotegerlos y sobre- mimarlos, no han adquirido la capacidad de elegir por inmadurez acentuada hasta extremos insospechados).

Es un mal social extendido.

Que si la cultura del pelotazo, que si vive el presente, que si trabaja poco y gana mucho, que si te apunto a no se qué actividad y si no te gusta te apunto a otra y si no, te quedas en casa jugando a la play de turno….

Si. Somos los responsables de esa generación. Y mirar a otro lado o, siquiera, sorprendernos, debería estar penado por la ley. Por una parte deberíamos analizar qué hacemos de forma incorrecta. Por otra, por supuesto, deberíamos rectificar.

Los cuarentones vimos morir a Franco. Respecto al resto de Europa, estábamos carentes de libertad y de adelantos técnicos. Si, señores. Nosotros vimos películas clasificadas “s” con el único objetivo de verle las tetas a la Cantudo o el “conejo” a la Lole de turno. Así de patético.

Nosotros descubrimos que hay lugares a los que se puede ir y comprar de todo. Desde comida hasta juguetes (solo tenías que coger un carro de la compra y echar de todo en el). Descubrimos que con el tiempo podríamos ser dueños de un coche parecido al de Starski y Hatch o que no sería necesario dinero para pagar algo porque inventaron unas tarjetas que servían para lo mismo. Nos dimos cuenta de que había más clases de zapatillas que las Tórtola o más canales de televisión que la primera o la segunda cadena. Nos sorprendió la ley del divorcio, la ley contra el maltrato animal, la ley contra el maltrato a la mujer, el estatuto de los trabajadores, la incorporación de la mujer al trabajo por cuenta ajena. Fuimos testigos de una transformación socio-cultural muy brusca… Para colmo, iniciamos la revolución de Internet en la que aun estamos inmersos. Cambios, en todos los ámbitos de la vida diaria, demasiado bruscos y en corto espacio de tiempo. Nos hemos visto avasallados por esos cambios porque no todos nos adaptamos a ellos con igual éxito. Existen diferencias enormes entre la gente de mi generación en cuanto a capacidad de adaptación a esos cambios. También se han producido cambios en cuanto al concepto de educación. Y… o no estábamos preparados para dichos cambios o no los hemos terminados de aceptar a pesar de la imposición.

El caso es que el precio de tanto caos lo pagan nuestros hijos. Perdimos los patrones antiguos (por suerte) que, aunque equivocados no dejan de ser patrones y estamos en proceso de adaptación (como toda nuestra existencia como generación) a los nuevos tiempos en los que los patrones están aun por definir en muchos aspectos (incluidos los que tienen que ver con el sentido de la educación).

Hace cuarenta años no se discutía, a nivel popular, si el sistema educativo era bueno o mejorable. ¿Cómo se iba a discutir si no se sabía si había otras formas de educar?.

Hoy día (y a pesar de que todos los especialistas coinciden en que el nuestro es el mejor sistema educativo posible, en términos generales) la gente discute sobre la conveniencia de educar así o no.

Eso hace que no haya un patrón definido y aceptado por toda la sociedad.

Por otro lado… la sociedad capitalista y basada en el consumo, nos incita a actuar como lo hacemos. A no dar importancia a las cosas. Lo que se estropea se tira y se compra otro nuevo ya que, por una parte, es más barato, por otra, menos molesto y, para colmo, tenemos dinero suficiente para comprar otro (cada vez más chinos). Nos encanta (debido a no se qué mecanismo interno en forma de carencias no satisfechas) estrenar cosas.

También bajó el índice de natalidad (más hijos únicos “malcriados” y consentidos).

Y en los últimos tiempos se han multiplicado por mucho el número de separaciones matrimoniales (también más hijos malcriados y utilizados por padres irresponsables y egoístas)

Esa falta de patrón educativo, ese afán por estrenar, ese poco apego a bienes materiales, esa opulencia que nos inundó de repente, esos cambios tan bruscos, esa baja de la natalidad, ese aumento de separaciones y el ritmo de vida tan desenfrenado que llevamos… mezclados en una coctelera… tienen como consecuencia la existencia de una generación de niños y jóvenes, entre los cuales, los “ninis” representan lo peor de dicha generación.

Chavales sin rumbo, conocedores de sus carencias pero sin ánimo para superarlas. Es más… se piensan que no tienen por qué superarlas porque aun así vivirán bien siempre.

Se piensan que el esfuerzo es de tontos. Por eso nos encontramos con padres desesperados que han de soportar a hijos con treinta años viviendo y comiendo de ellos. Gente joven desencantada, sin ganas de superarse a si mismos y queriendo comerse el presente a golpe de botellonas. Eso si…. Con libertades en forma de lenguaje descarado, maleducado, directo y a veces, incluso, ofensivo. Porque lo importante, para ellos, es no ser falsos. Aunque ello implique ser egoístas, maleducados o dañinos. Aunque ello implique infelicidad en los seres queridos. Jóvenes con una falta de empatía alarmante. Esa es la moral que impera en esa generación que sabe que no necesitan del esfuerzo para conseguir metas. En realidad, los ninis no son más que hijos de papás.

Son egoístas, rebeldes, inmaduros, exigentes y autoritarios. Y lo peor de todo es que lo saben, lo reconocen e incluso se sienten orgullosos de ello.

¿Mano dura?. Por supuesto que si, pero sin pretender, a base de gritos o imposiciones drásticas, hacer en dos días, el trabajo que no hemos hecho en años. La mano dura consiste en establecer límites pero sin dejar de argumentar. Los hijos, los niños, necesitan límites y eso es lo que piden cuando, con insolencia o desfachatez, desobedecen nuestras normas. Creo que debemos establecerles límites a partir de los cuales las actitudes pasan a ser inaceptables. Debemos predicar con el ejemplo moral acerca de lo que está bien y lo que está mal. Existen valores y una moral intrínsecamente, humanos. No es necesario que las religiones nos digan qué está bien y qué no. Todos sabemos que matar está mal, independientemente de que nos lo diga el 5º mandamiento de la religión cristiano-católica. No debería ser necesario apelar a las religiones o a la religiosidad para que nos guíen moralmente, porque todo humano tiene conciencia de cual es una actitud moral correcta. Valores como las buenas formas, la sencillez, la no ostentación, la humildad, la alegría, el afán de superación, la tolerancia, el esfuerzo como medio de conseguir metas, el respeto a leyes y normas, la solidaridad etc. Son tan humanos como universales.

Nos hemos vuelto ateos y, consiguientemente, inmorales. Como si una cosa tuviera que llevar a la otra. Y no. Ni la moral que imperaba era la deseable (muestra de ello son las consecuencias morales que aun padecemos) ni la moral atea imperante (en forma del “todo vale”) se corresponde con una moral universal y humana.

Ya va siendo hora de que reflexionemos, nos movilicemos y hagamos un esfuerzo para hacerles ver (esfuerzo constante y diario que deberíamos realizar si fuéramos del todo conscientes de la importancia de ese esfuerzo para con nuestros hijos) que es, precisamente, mediante el esfuerzo, la única forma en que se puede uno sentir pleno, realizado, maduro y en condiciones de ser libre y feliz. No se valora lo que se tiene si lo que se tiene no es fruto del esfuerzo. Nosotros, los padres, conseguimos lo que tenemos (que es muuuucho más que lo que tenían nuestros padres) en parte por nuestro esfuerzo y en parte por el enorme cambio que nos sobrevino. Cuando uno se enriquece en poco tiempo, se olvida un poco del sentido moral. ¿Quiénes lo pagan?... Nuestros hijos.

Fdo. Diego Bueno

HABLEMOS DE: "EL MAL EN INTERNET"… POR FIN!!

  HABLEMOS DE "EL MAL EN INTERNET"… POR FIN!!    Internet, en general y las redes sociales, en particular, nos han acercado tanto...